Usa tanto la imaginación de la mente para ver, como el soñar del corazón para sentir. No tengas ninguna expectativa. Sólo sé un niño y juega con las posibilidades. Si tu experiencia es real, pronto lo sabrás. Recuerda lo que dijo Jesús: "A menos que seáis como niños, no entraréis en el reino de los cielos".

Tú eres un increíble hijo/hija de Dios teniendo un sueño de que eres un ser humano en un pequeñito planeta en medio de la nada. ¿Qué sucederá cuando recuerdes quién eres realmente? Eso es algo que sólo tú puedes saber.

miércoles, 31 de marzo de 2010

UN HOMBRE LLAMADO... KRISHNAMURTI

Lo que sigue es una conversación sostenida en 1988 por Fabio Zerpa, con Armando Clavier sobre el tema: KRISHNAMURTI y su enseñanza, Clavier es autor de cuatro libros: “Aproximación a Krishnamurti”, “Presencia de Krishnamurti”, “Vigencia con Krishnamurti” y “Caminar con Krishnamurti”. Desde hace muchos años es el traductor exclusivo de toda obra de Krishnamurti para el mundo de habla hispana.
Ha penetrado a niveles excepcionales en la esencia viva de esta enseñanza espiritual, una de las más profundas y esclarecedoras que haya conocido la Humanidad y hoy Armando Clavier “ve” a Krishnamurti.
Fabio Zerpa: Desde que Krishnamurti, en 1986, murió, ¿cómo cree que repercutió sobre el interés del mundo por su enseñanza?.
Armando Clavier: No lo sé. Si ese interés se basaba solamente en su existencia física, habrá de decaer, es obvio. Si el interés iba más allá y se vinculaba con la enseñanza misma... bueno, nada ha cambiado, ¿verdad? Está ahí, viva, vigente.
F.Z: Sin embargo, Krishnamurti era personalmente un polo de atracción. Viajaba por el mundo, inducía una corriente humana hacia los centros de su actividad –Suiza, USA, La India, Londres... – Eso promovía incluso la venta de sus libros, se había convertido en una figura mundial. Tengo entendido que últimamente habló en las Naciones Unidas.
A.C: Sí, invitado por la Sociedad “Pacem in Terris”.
F.Z: Todo eso, ¿no era una constante realimentación de su popularidad, que al mismo tiempo contribuía a que la gente se interesara por su obra?.
A.C: Su obra es independiente del personaje.
F.Z: ¿Para cuantos?
A.C: ¿Cuántos...?
F.Z: ¿Cuántos son los que pueden haber captado la cosa independizándola de la autoridad personal de Krishnamurti hasta el punto de que su muerte no significó un apagamiento del interés?
A.C: ¿Quién lo sabe? ¿Pero es eso lo que en realidad importa? Vamos a ver: ¿Cuál es el objeto de este reportaje?
F.Z: Dar a nuestros lectores un panorama lo más claro posible de Krishnamurti y su enseñanza. Creo que muy pocos lo comprendieron. ¿Por qué?
A.C: Por la misma razón de que el mundo está como está. Los mismos factores que han generado una sociedad humana como ésta, son los que traban la comprensión de una enseñanza como la de Krishnamurti.
F.Z: ¿Qué factores?
A.C: Hay uno que es el básico, el dominante, la naturaleza egocéntrica, aislada y autoprotectora de la mente que gobierna nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Esa mente ha proyectado una organización humana como la que conocemos, y esa misma mente bloquea la comprensión de lo simple y diáfano que es el nudo de toda esa enseñanza.
F.Z: ¿Cómo definiría eso que llama “simple y diáfano”?
A.C: La imperiosa necesidad de cambiar drásticamente los cimientos de nuestra estructura mental.
F.Z: Un cambio de cimientos implica el derrumbe previo de la estructura.
A.C: No diría “previo”. Sí el derrumbe.
F.Z: No se puede llegar a los cimientos sin antes echar abajo la estructura.
A.C: Cuidado con las metáforas. Una cosa es un edificio y otra cosa es la mente humana. Las estructuras mentales o psíquicas y los cimientos que las soportan constituyen un todo indivisible. No se puede determinar dónde empiezan o dónde terminan. Cuando uno dice que es imperioso un cambio en los cimientos, se refiere a las bases primarias de sustentación psicológica. Lo psicológico son las estructuras en movimiento permanente, diría caleidoscópico, y también los cimientos milenarios que constituyen la conciencia colectiva de la Humanidad. El intercambio es constante e incesante.
F.Z: ¿Los cimientos serían entonces el “Inconsciente Colectivo”?
A.C: Las capas profundas de la conciencia merced a las cuales no hay ninguna diferencia esencial entre nosotros.
F.Z: ¿Cómo es eso?
A.C: “Eso” es el miedo, es la búsqueda permanente de seguridad y placer, y las consecuencias individuales, sociales y mundiales que de ahí se derivan. Dos hombres – o un millón de hombres – que temen, se igualan a través de su temor.
F.Z: Hay temores y temores.
A.C: Hay objetos y objetos de temor. Yo le tengo miedo a esto y usted le tiene miedo a aquello. Esto y aquello cambian. El miedo es siempre miedo.
F.Z: Pero es “mi” miedo y “su” miedo.
A.C: Ese es el problema, que lo sentimos así. Y el sentirlo así concierne a esa estructura mental de que hablábamos. El sentimiento de separación, la ilusoria certidumbre interna de una individualidad única y diferente de todas las demás.
F.Z: Pero es que somos diferentes.
A.C: Por supuesto, nuestras fotografías muestran a dos personas diferentes.
F.Z: En lo interno también.
A.C: ¿Las radiografías...?
F.Z: Los electrocardiogramas, los encefalogramas, el ritmo cerebral... Es como con las huellas dactilares. No hay dos personas que sean exactamente iguales.
A.C: Físicamente.
F.Z: Y psíquicamente. Cada una tiene su historia personal, su propio modo de sentir, de pensar. Hay miles y miles de elementos que se combinan para formar la psicología de un individuo. Jamás pueden combinarse de la misma manera en dos. Ni siquiera en los gemelos.
A.C: Sin embargo, siendo tan únicos y diferentes unos de otros, formamos multitud cuando se trata de un interés común, ya sea político, deportivo, religioso o lo que fuere. ¿Qué es lo que ahí nos iguala tanto?
F.Z: Usted lo dijo, el interés común. Pero eso no quiere decir que las diferencias no subsistan en lo interno de cada uno de los individuos que momentáneamente forman parte de la multitud. Cuando la multitud se disuelve, cada cual sigue siendo cada cual.
A.C: ¿Forman parte de la multitud o “forman” la multitud? No es que quiera hacer una distinción semántica, la diferencia es fundamental y va a la raíz del problema. Al formar la multitud, los supuestos “individuos únicos” revelamos la auténtica naturaleza de la psiquis que maneja nuestros pensamientos y acciones. Hay un poderoso estímulo que conmueve cimientos y estructuras, y lo que aflora es la condición básica de nuestra naturaleza humana. ¿Cuál es el interés común capaz de llevarnos a formar multitudes?
F.Z: Son muchos.
A.C: Pero básicamente, ¿no es siempre el miedo, la promesa que nos asegura algo, el deseo de triunfo, el odio al contrario – que a su vez también forma multitud? ¿Hubo alguna vez una multitud que no estuviera amalgamada por esos principios básicos: el miedo, la seguridad y el placer?
F.Z: O el dolor...
A.C: El dolor que busca convertirse en placer. Hay situaciones, un partido de fútbol, una conmemoración religiosa, una manifestación política, una exaltación belicista, un festival de rock... tantas cosas. Ninguna de ellas existe sin los individuos que las crean. ¿Sobre qué bases crean los individuos esas situaciones por las que luego se sienten convocados?
F.Z: Esta bien, pero eso concierne a lo social. Las personas no pueden existir aisladamente. Pienso que el mismo principio que les hizo agruparse en sociedades, de pronto crea situaciones multitudinarias. Una cuestión de solidaridad, de bien común, de alegría compartida... también de miedo compartido...
A.C: ...odio compartido, ambición compartida, violencia compartida, ignorancia compartida. ¿Por qué no amor compartido?
F.Z: Eso también.
A.C: ¿Por ejemplo?
F.Z: Amor a la libertad. Hay grandes multitudes que se congregan en el mundo por un anhelo común de libertad ¿No es eso un amor compartido?
A.C: “Un” amor... Cuando hay tiranía, cuando las bases de nuestra seguridad física tambalean, cuando nuestra supervivencia biológica está amenazada, cuando un sistema nos asfixia y coarta nuestros movimientos, llega – veces – un momento en que estallamos y clamamos por “libertad”. Libertad de seguir siendo lo que siempre hemos sido: individuos separados, egocéntricos, dueños de hacer lo que nos plazca, así sea a costa de otros semejantes. Como en mi sentir,esto que llamamos “la enseñanza de Krishnamurti” es vida, acción que busca expresarse a través de palabras, el único modo de abordar un diálogo en relación con eso, es hacerlo también vitalmente, activamente. O sea, cualquiera que pueda ser el inicio de un diálogo semejante, la cosa tiene que seguir un curso natural, no dirigido por una finalidad intelectual previamente establecida.
F.Z: El curso que la propia vida imponga el diálogo.
A.C: Exacto. Entendiéndose por “vida” el fluir de un auténtico movimiento de investigación que tiene lugar en las mentes de quienes dialogan. Como usted ha leído a Krishnamurti, y hace años que esa obra ha estado en el foco de su interés, la cosa se facilita bastante. En el correr de nuestra conversación surgen puntos directamente relacionados con el corazón de la enseñanza, y es natural que se expresen. Aceptar los postulados de una enseñanza como esa sin haberlos explorado, cuestionándolos, incluso negándolos hasta no haberlos captado, hasta no haberlos incorporado como parte vital de uno mismo, es la mejor manera de desvirtuar la enseñanza. Y esa es la razón de que usted plantee estos cuestionamientos acerca de algunos puntos que van surgiendo durante el diálogo. No es por una mera cuestión de hacer “el abogado del diablo”.
F.Z: Tal vez un poco de eso haya también. Entre otras cosas, uno es periodista.
A.C: Entonces forma parte natural de usted y se incorpora vitalmente al diálogo. A lo que quiero llegar es a que, la mejor manera de hablar de Krishnamurti y de su enseñanza con un sentido creativo y revelador, es hablar lo menos posible de Krishnamurti y de su enseñanza.
F.Z: Es difícil, al menos lo es para mí.
A.C: Lo intentamos hablando y tanteando vías de acceso. Usted empezó preguntando qué influencias tendría la muerte de Krishnamurti sobre el interés del mundo por su enseñanza.
F.Z: Pregunté es lo primero que pensé cuando murió
A.C: ¿Qué sintió cuando pensó eso?
F.Z: Tristeza. Aunque uno hubiera profundizado mucho en la enseñanza...
A.C: Es una lástima...
F.Z: Sí, puede ser... Lo que quiero decir es que igualmente era bueno saber que estaba ahí, vivo, hablando, entregando su mensaje.
A.C: Era como un seguro viviente contra la estupidez humana. Era bueno saber que teníamos ese seguro ahí; era grato, satisfactorio. Y cuando murió, sentimos que en el mundo se había formado un enorme hueco donde antes había usina de vida, de belleza, de inteligencia. Y eso nos hizo sentirnos inseguros. Y cuando uno se siente inseguro, hay temor, angustia, tristeza, desorientación. La pregunta es: ¿Qué significado real tenía la presencia viva de Krishnamurti si uno no se había consubstanciado con la enseñanza hasta convertirla en el aire, el sol y el pan psicológico de cada día? Usted lo expresó bien: una especie de seguro, era bueno saber que estaba ahí... mientras que aquí todo seguía igual. En ese sentido, la muerte de Krishnamurti no va a modificar nada que no haya modificado en vida.
F.Z: ¿Y lo que sí ha modificado?
A.C: Usted quiere decir lo que ha cambiado profundamente; pregunta si aquellos que en verdad asimilaron la esencia del mensaje y ésta llegó hasta los cimientos y hubo destrucción y creación, si a ellos la muerte de Krishnamurti los afectó de algún modo. Emocionalmente sí, desde luego, ¿cómo no iba a afectarlos? Era un gran amigo el que ha muerto. El más grande e irrepetible de los amigos que un ser humano haya podido tener, lo conociera personalmente o no. Es natural llorar la muerte de un amigo semejante, la muerte de un ser inmensamente querido. Pero eso concierne al tiempo, a nuestro fluir entre los dos extremos del fenómeno biológico.
F.Z: ...no solo biológico...
A.C: Digamos “psicosomático” – la biología vinculada a lo psicológico y viceversa. Pensamientos, sentimientos, emociones, apegos, simpatías, antipatías, opciones personales con miras al placer, a la gratificación, a la realización individual o del grupo al que pertenecemos, etc., etc. Desde que esta cosa empieza –gestación, nacimiento- hasta que termina –enfermedad o accidente o vejez y muerte- hay un transcurrir al que llamamos vida. En esta vida había un ser llamado Krishnamurti, el cual llenaba un vasto espacio psicológico de la Humanidad y al cual muchos estuvimos vinculados, y su muerte fue un desgarramiento en fibras muy profundas. Punto. Pero lo que significó como totalidad el hecho en sí de su existencia, excede inmensamente, inexpresablemente, los límites de nuestro tiempo psicológico personal. En la palabra “existencia” incluyo los dos extremos de la parábola vida-muerte, y al propio tiempo los extremos se disuelven y la parábola se vuelve infinita.
F.Z: ¿No es un lenguaje muy abstracto y metafórico?
A.C: A veces no hay más remedio. Estas, metáforas, si surgen espontáneas como una necesidad apremiante de expresar lo que no entra en el redil de las palabras, pueden hacer impacto en el otro y recrear la percepción que las originó
F.Z: Como la poesía.
A.C: En esencia vivir humanamente es un hecho poético, y a veces las expresiones verbales al respecto pueden adquirir formas afines, metáforas, imágenes. Abstracciones no. No es un lenguaje abstracto. Por supuesto, si sólo se tratara de “hablar lindo”, la cosa no tendría sentido. Sale así porque el hecho percibido encuentra ese cauce para comunicarse. La diferencia con la poesía propiamente dicha, es que aquí no se trata de vivencias o experiencias que pasan por un centro personal, y las palabras no se dirigen al centro personal del otro. No se trata de revivir en el otro las propias experiencias de dolor o de alegría o de angustia o de júbilo, etc., etc., sino de abrir, con la llave de las palabras (prosaicas o poéticas, como cuadre mejor) las puertas de la percepción impersonal de la realidad que se está manifestando en la exploración. No sé si quedó claro.
F.Z: Sí, está claro, pero insisto en que es un hecho artístico.
A.C: ¿Cuál?
F.Z: Lo que usted llama la exploración de la realidad. Yo lo siento como si fuera la gestación de una obra de arte.
A.C: La gestación de una obra de arte... Completamente de acuerdo. Investigar, explorar seriamente en el vivir, es sentar las bases para el mayor y más sublime de los artes: el arte de vivir. Hace miles de años que el hombre practica disciplinas artísticas: música, pintura, escultura... Y las valora en extremo, psicológica y materialmente. Pero el arte de vivir no se valora...
F.Z: ... no se conoce...
A.C: Correcto, no se conoce, ¿Qué significado tiene finalmente para el ser humano todo el caudal artístico que vino acumulando en el tiempo, si no entendió que esos eran los atisbos de algo que empujaba desde mucho más hondo hacia una eclosión que resumiera en sí activamente, vitalmente, en el lienzo, en el pentagrama, en el mármol de cada día, de cada instante, un arte que es la suma y multiplicación de todos los artes, de todas las filosofías, de todas las religiones que conoció la Humanidad?
F.Z: El arte de vivir. Pero...
A.C: ...pero nos hemos quedado con las herramientas. Las herramientas se han ido gastando, enmoheciendo, de vez en cuando las limpiamos, las compramos y las vendemos. Pero no hemos construido nada valioso con las herramientas cuyo destino era forjar una sensibilidad diferente de la que habíamos heredado del homínido primitivo. Sensibilidad. No sensiblería, no emocionalismo, ni neurosis de refinamiento superficial. Sensibilidad humana. Que incluye la percepción activa de lo que está más allá de nuestros límites sensorios.
F.Z: ¿Qué significa “más allá de nuestros límites sensorios?”
A.C: Lo parapsicológico sigue siendo sensorio.
F.Z: Más bien mental.
A.C: Pero accesible a los sentidos comunes ¿no? La mente tiene ciertos recursos energéticos que se salen del patrón corriente, y el producto de esa actividad sobre el medio origina fenómenos que pueden captar los sentidos habituales. Estamos siempre dentro del tiempo y el espacio, la acción de la mente sobre la materia... Pero no nos apartamos del tema. Usted dijo al principio que la enseñanza de Krishnamurti se comprende poco. Es verdad. Y no es que sea una doctrina o una filosofía abstrusa, complicada. No requiere, para su comprensión, un cerebro adiestrado en el manejo de conocimientos especiales y cosas así.
F.Z: Entonces, ¿por qué resulta difícil?
A.C: Ya lo dijimos; la propia mente bloquea el acceso significativo de lo que alienta en la enseñanza. El nudo de la cosa, simple, claro, diáfano, es la imperiosa necesidad del cambio. No se puede comprender la enseñanza con una mente que no quiere cambiar.
F.Z: Pero son muchos lo que sí quieren cambiar, por algo leen a Krishnamurti.
A.C: ¿Seguro que quieren cambiar? ¿Qué es lo que quieren cambiar?
F.Z: Quieren cambiar ellos. Algunos se desesperan intentando cosas con distintos gurús, con el yoga, la meditación trascendental, lecturas... y finalmente van a dar en Krishnamurti. Al principio parecen entenderlo, pero casi siempre terminan por encontrarlo muy difícil.
A.C: Insisto, la clave está en la disposición interna del que se acerca a Krishnamurti, no en Krishnamurti. Me refiero a la clave del posible contacto directo con la enseñanza viva, no del contacto intelectual con las palabras, los conceptos.
F.Z: El cerebro, ¿no tiene nada que ver ahí?
A.C: Claro que tiene que ver. Por el cerebro pasa todo, y en el cerebro tienen lugar complejos procesos físico – químicos que acompañan todos los movimientos de la vida, tanto los biólogos como los psicológicos. El cerebro tiene que estar bien, lo suficientemente bien como para no obstruir con sus propios movimientos autónomos el movimiento de la percepción pura y directa de la realidad.
F.Z: ¿No es el cerebro el que percibe?
A.C: Es el ser humano total el que percibe; el cerebro es una parte de esa totalidad. Interviene como una parte del movimiento mismo de la percepción.
F.Z: Y el pensamiento, ¿qué papel juega? Se lo pregunto porque creo que es uno de los puntos donde se traba la mayoría de los que leen a Krishnamurti.
A.C: Ninguno, salvo que esa percepción tenga que comunicarse por escrito o de viva voz a otro ser humano. En tal caso, está primero la percepción del hecho y luego viene el empleo que la mente hace del pensamiento para comunicar lo percibido. Piensa para comunicar, no piensa para percibir. Generalmente confundimos el pensar con el percibir. Desde luego, hablamos de la percepción psicológica, no de la sensoria. No necesito pensar para percibir un sonido, o el gusto de un manjar o percibir la quemadura si he tocado el fuego, etc. Pienso luego, pienso si me duele, si me gusta, si me disgusta, si quiero volver a repetir la experiencia o no, y cosas así. Pero la percepción de hechos que conciernen a la relación del hombre con el mundo, con el universo, consigo mismo, con sus semejantes, no es una percepción sensoria propiamente dicha. No obstante, si es percepción, está tan exenta de pensamiento, como la otra.
F.Z: Parece simple y lógico, ¿pero percibimos así?
A.C: Casi nunca. Los caminos de la percepción están bloqueados. Si en el otro campo, el físico, uno tiene arruinada la pituitaria, no percibe los olores. Aquí, en lo psicológico, lo que bloquea la percepción pura, el discernimiento directo en la realidad, es una mente cargada hasta el tope de condicionamientos, los cuales implican un estado permanente e ininterrumpido de opción de aceptación o rechazo con respecto a aquello que supuestamente percibimos. En realidad no percibimos el hecho, sino que en nuestra conciencia se forman imágenes que el hecho desencadena al estimular la memoria personal y colectiva. El fuego material que toca nuestra piel nos quema, porque hay contacto y el fuego tiene que quemarnos. Pero el fuego de un mundo en llamas –humanamente hablando- no nos quema porque no hay un verdadero contacto. Si lo hubiera, sentiríamos arder todo nuestro ser, las llamas tocarían la mente y el corazón. Y cuando eso ocurre, uno hace algo al respecto. No se pone a teorizar, a polemizar, a fantasear, a filosofar.
.Z: ¿Qué es lo que hace? Perdóneme por lo que voy a decir. A través de los años he conocido a muchos “Krishnamurtianos”, entusiastas, jóvenes y viejos. Lo más que “hacen” es hablar de Krishnamurti, pasar películas de Krishnamurti, difundir a Krishnamurti... Se lo pregunto en serio, no hay ironía ¿Hacen algo más?
A.C: ¿Me incluye en la pregunta?
F.Z: Usted sabe que no. Además, eso es obvio para quién esté leyendo este diálogo. Sin entrar en detalles, ¿ellos sí sienten el ardor de las llamas, perciben por contacto directo la realidad, son centros de acción?
A.C: Ellos son seres humanos, usted y yo somos seres humanos. La enseñanza de Krishnamurti concierne al ser humano. La actividad que uno pueda realizar para difundir esa obra, es independiente de lo que la enseñanza pueda o no generar en quienes realizan esa actividad.
F.Z: Pero si alguien propaga algo es porque lo ha probado y sabe que es bueno. Si no, ¿por qué lo hace?
A.C: Si fuéramos a analizar aquí las muchas razones de que la gente propague cosas a otros, se nos iría todo el espacio en eso, ¿Por qué hay algunos –no digo todos- algunos que dedican tiempo y energías para difundir a Krishnamurti sin haber percibido jamás la esencia viva de la enseñanza? Esto entra dentro de ese análisis psicológico. Hay causas profundas, ciertas predisposiciones innatas, opciones egocéntricas de identificación, etc., etc. No nos distraigamos. Estábamos en el hacer. Usted empezó por preguntar de qué hacer se trataba. Y éste es un punto importante. Ese hacer, si bien se relaciona con el mundo en el sentido de que es un hecho de responsabilidad humana que emerge directamente del contacto perceptivo con la realidad, es un hacer en las estructuras y cimientos de la propia condición humana. O sea, es una acción dentro de uno mismo como ser humano.
F.Z: Lo primero sería, entonces, la percepción directa de la realidad.
A.C: Lo primero y lo último. La percepción es la acción interna. La verdadera percepción –insisto, ésta no es sensoria- no contiene en sí a un “percibidor” que diga: “Ahora que he percibido esto, voy a encarar tal acción”. En ese caso hay una separación entre el percibidor y lo percibido, y la cosa cae en la opción egocéntrica. ¿Quién es el percibidor sino el “yo”, el centro personal de la conciencia el pasado proyectándose como pensamiento desde la memoria y creando la ilusoria entidad psicológica que se siente separada, diferente, única, y está en permanente movimiento de autoprotección? Ese es el percibidor. Desde luego, él siempre va a decidir según las pautas básicas de miedo, seguridad y placer. La acción que produzca jamás podrá conspirar contra su propia existencia.
F.Z: O sea, que el percibidor no puede querer cambiar. El cambio significaría su muerte.
A.C: ¿Se da cuenta? Usted preguntaba por qué muy pocos entienden la enseñanza. Mientras la cosa se maneja a nivel verbal todo parece ir muy bien, pero cuando se profundiza un poco más y se ponen en movimiento las defensas psicológicas, la propia mente bloquea lo que no quiere comprender. No es que le resulte difícil comprenderlo. Esa mente egocéntrica, autoprotectora, acepta un Krishnamurti al que pueda incorporar a sus estructuras de seguridad, y rechaza al Krishnamurti que amenaza esas estructuras. Mientras estos mecanismos estén activos, es imposible el contacto con la enseñanza viva, es imposible la comprensión.
F.Z: Pero entonces es un círculo vicioso. Todos tenemos esa estructura, y si la estructura bloquea la enseñanza, ¿qué es lo que puede producir el desbloqueo para que la enseñanza penetre en uno?
A.C: La sensibilidad de la que habláramos. Si hay sensibilidad, hay percepción, si hay percepción hay comprensión, que es acción. Los siglos, los milenios de filosofía, religión, poesía, música, pintura, etc., han ido moldeando – al menos ése era el sentido, ¿cuál otro si no?- la naturaleza humana hacia el surgimiento de una sensibilidad capaz de romper con la estructura psicológica primitiva basada en las pautas de miedo, seguridad y placer.
F.Z: ¿Eso se hereda? Quiero decir, esa cultura de la sensibilidad, ¿podía haberse convertido en un “carácter adquirido” a través de la evolución?
A.C: No desde ese punto de vista. Pero sí como fuerza modificadora de la conciencia humana. El ser humano de hoy contiene todo eso, contiene en sí toda la historia humana que incluye el caudal de la cultura artística, religiosa y filosófica. También contiene, es indudable, toda la violencia, la ambición, el odio, las guerras, los sufrimientos, los terrores... Todo está ahí. Con la sensibilidad puedo ver lo otro, puedo comprenderlo y transformarlo. Eso es el conocimiento propio.
F.Z: ¿Qué lugar ocupa entonces la enseñanza de Krishnamurti en ese panorama? ¿Puede inducir sensibilidad donde no la hay?
A.C: No. Puede sacudirla y despertarla donde no está sepultada bajo los escombros de egocentrismo.
F.Z: Esa enseñanza no es para todos, entonces.
A.C: Es para todos. No acostumbro citar palabras de Krishnamurti, pero hay un principio que recorre como un leit-motiv toda la enseñanza: “Uno es el mundo, y el mundo es uno mismo”. Es un principio fundamental. La enseñanza es para todos, independientemente de que sean “muchos” o “pocos” los que alcancen a penetrar profundamente en sus entrañas significativas. El ser humano está capacitado para comprenderla a fondo y vivirla en plenitud. No es cuestión de que sea accesible a Fulano, Mengano o Zutano. Si fuera accesible para el nivel de cierto tipo de mentalidad, esa enseñanza no sería lo que es.
F.Z: Tienen razón, entonces, los que dicen que es para una elite muy escogida.
A.C: Categóricamente no. No existe tal elite, en ninguna parte, en ningún país, en ninguna clase social, o grupo cultural o religioso o lo que fuere. Si uno quiere llamar “´élite” a seres humanos sensibles, serios, profundos interesados en la propia condición humana, entonces sí, es para una elite. El mundo conoce muy bien las cosas que arrastran multitudes, que son “para todos”. La gente quiere que le den cosas, cosas satisfactorias, redituables para una mente que opera sobre pautas elementales de recompensa y castigo. El “premio” tiene que estar a la vista, la gente no quiere juegos sin premio. “¿Qué voy a ganar?”. El esquema psicológico heredado de la caverna permanece invariable en las profundidades de la conciencia: “Ganar, Más, más, más”. Lo heredamos al nacer, nos educan en él, el mundo lo alienta a través de sus organizaciones y actividades. El mundo de los desniveles sociales, del hambre, de las experiencias nucleares, de la polución del aire y de los océanos, de la despiadada y vertiginosa “deshumanización”. Nuestra conciencia está impregnada de esto, el esquema abarca sutil y perversamente toda nuestra maquinaria psicológica. Aún ante propuestas de un orden por completo diferente, el modo en que las abordamos está viciado por este primitivo esquema psicológico de recompensa-castigo. Es comprensible, entonces, que ante Krishnamurti se planteen en la psiquis ciertos cuestionamientos que más tienen que ver con el esquema subyacente que con la enseñanza misma o los puntos que ésta abarca..
F.Z: O sea, que la gente se acerca a Krishnamurti con la idea de que va a ganar algo.
A.C: Consciente o inconscientemente eso está ahí.
F.Z: Pero entonces detrás de esa idea está la sensación de que algo nos falta o se ha perdido.
A.C: Por supuesto, siempre sentimos que “algo” nos falta. Por eso perseguimos el “más”. El problema es que eso que nos falta o que hemos perdido, es siempre algo que reconocemos como placentero o gratificante dentro del esquema recompensa-castigo. Nuestra búsqueda, tanto la material como la psicológica o espiritual, se orienta siempre hacia la recompensa. El problema es que la enseñanza de Krishnamurti no ofrece recompensas.
F.Z: Yo diría que contiene la más grande de las recompensas: la mutación de la conciencia.
A.C: La mutación de la conciencia, vista y proyectada desde el estado de nuestra conciencia actual, autoprotectora y adquisitiva, es el logro de algo que no conocemos pero que suponemos nos va a hacer superiores a los demás.
F.Z: Vuelvo a lo de antes. Usted dice que la enseñanza no ofrece recompensas. No las ofrece explícitamente, pero sugiere la promesa implícita de eso que tal vez sea lo que atrae a la gente hacia Krishnamurti.
A.C: ¡Ah! Entiendo. Sí, puede ser.
FZ: Desde los primeros libros de los años 30 y 40, siempre hay una referencia a algo que está “más allá” – más allá del pensamiento, más allá del tiempo, más allá de esta conciencia.... Directa o indirectamente se insinúa la posibilidad de que eso está más allá de esto que conocemos, puede hacerse accesible si cambiamos lo que lo impide. ¿No será esta promesa implícita el atractivo para que tantísima gente se interese en Krishnamurti?.
AC: Lo que Ud. dice es cierto, posiblemente mucha gente, tal vez la mayoría, lo siente de ese modo. Pero observe lo que ocurre. Al sentirlo así, convierten a Krishnamurti – ellos lo convierten – en un gurú más que promete las mismas cosas que otros, alcanzables mediante una metodología diferente. Vale decir, una opción más de las que presenta el campo religioso-esotérico para “llegar a ser” el hombre transformado, el liberado, el iluminado, etc., etc.
FZ: La metodología diferente sería “la metodología de la no-metodología.
AC: Así lo interpretan; el camino más fácil. Ni siquiera hace falta someterse a disciplina alguna, a ejercitaciones físicas, a meditaciones trascendentales... ¡nada!. Uno lee a Krishnamurti, lo “comprende” y ya está liberado, ya tiene otra conciencia.
FZ: Eso es lo que quise decir antes: hay como un señuelo engañoso en la enseñanza. Ofrece sin prometer. No digo que ésa sea la intención de Krishnamurti, pero casi todos quedan atrapados en eso.
AC: Atrapados en una ilusión, una más de las tantas. Mire, creo que este planteo que Ud. ha hecho es muy interesante. Veamos si podemos investigarlo un poco, presiento que puede contribuir a esclarecer cosas fundamentales. La enseñanza de Krishnamurti está ahí, es lo que es. ¿Qué es? No lo sabemos, puede ser muchas cosas. Está ahí, es una expresión de la vida, una expresión en el nivel psíquico de la realidad. Nosotros estamos aquí, con nuestro psiquismo que ha hecho de este mundo lo que es. Porque este mundo del hombre lo hemos hecho los hombres, Usted, yo y todos los demás. Este mundo es un desastre de violencia, crueldad, injusticia, hambre, guerras, locura creciente. En este mundo estamos todos, somos los generadores y usufructuarios del mundo que nosotros mismos nos hemos construido. ¿A Ud. le gusta este mundo tal como es, se siente cómodo en él?.
FZ: ¿Me lo pregunta personalmente?
AC: Sí.
FZ: No, no me gusta.
AC: Casi nadie se siente completamente cómodo y a gusto en este mundo. Pero las razones de esa incomodidad, de ese desagrado, son muchísimas y muy variadas. El pobre se sentiría mejor si fuera rico; el rico se sentiría mejor si su riqueza no estuviera amenazada por los pobres y por otros ricos; el comunista se sentiría más a gusto si no existieran los capitalistas; los capitalistas estarían más cómodos si no hubiera comunistas... Nadie quiere un mundo en guerra, es incómodo vivir con la amenaza de un holocausto nuclear. Nadie está seguro ni de un lado ni del otro. No obstante, unos y otros, para estar seguros, se arman el uno contra el otro. La seguridad de unos está en la eliminación lisa y llana de los otros, etc., etc. Lo que pudiera agregarse, lo reflejan mejor diarios de cada día, los noticieros de la TV., de la radio, la índole de las publicaciones masivas que nos inundan. Bien; con sus raíces psicológicas profundamente hundidas en este mundo, algunos sienten que la tensión es excesiva, que si no hay otra cosa mejor que ésta, la vida no tiene mucho sentido. Hay demasiado miedo, demasiada amenaza desde todas partes, mucha depresión nerviosa, desasosiego. Unos acuden al psicoanálisis, otros buscan salidas diferentes. Grupos de acá, grupos de allá; escuelas de meditación, métodos para aliviar tensiones y triunfar en la vida, para ser mejores y ganar amigos, para lograr el control mental... No digo que eso esté mal ni bien. Forma parte del mundo en que vivimos y, ¿por qué no?, a muchos les ayuda a pasarla mejor, a no caer en pozos profundos de depresión nerviosa. En una palabra, a sobrevivir con menos carga autodestructiva.
FZ: ¿No nos fuimos del tema “Krishnamurti”?
AC: No, acabamos de llegar a él – mejor dicho, no nos hemos alejado en ningún momento; se trataba de situar bien los hechos de encarar el punto que Ud. mismo ha planteado. Entonces, la enseñanza de Krishnamurti, que está ahí, y que puede significar muchas cosas – no lo sabemos – se le presenta a la mente como una opción más para librarse de algo que la perturba. Pero esa mente, lo hemos dicho, tiene sus raíces profundamente hundidas en este mundo. Lo cual implica que, psicológicamente, es este mundo que la inquieta, que la presiona. Al dar con la enseñanza de Krishnamurti la mente particular que se ha acercado a ella, es el mundo el que ha establecido el vínculo con la enseñanza, el mismo mundo que la enseñanza enfoca despiadadamente y hace trizas en sus cimientos. Hablo del mundo psicológico, el mundo humano de la relación del hombre consigo mismo, con sus semejantes, con la vida y la muerte. No hay en la enseñanza promesa alguna, ni explícita ni implícita, de nada de nada que pudiera ser accesible a una mente que no ha cortado por completo las raíces que la mantienen indisolublemente unida a ese mundo despiadado y egocéntrico, a ese mundo que es uno mismo. No hay tal promesa en la enseñanza. ¿Por qué, entonces, la gente suele interpretar que sí la hay? Lo que Ud. dijo es cierto: casi todos los que se interesan en Krishnamurti soslayan ese aspecto que es el corazón mismo de la enseñanza, y ponen la mira en algo que, inevitablemente, tiene que expresarse también a través de esa enseñanza.
Ya lo ve, hemos llegado por otra vía de investigación, al punto del “cambio”, de la mente que no quiere cambiar. Porque cuando la mente se dice a sí misma: “Quiero cambiar porque es el único modo de llegar a aquello”, ha cerrado todas las posibilidades de un verdadero cambio.
FZ: Comprendo, pero creo que sería bueno para los navegantes aclarar esto un poco más. Está complicado.
AC: No lo es, lo parece verbalmente. La consciencia con que nos manejamos(es una forma de decirlo, somos esa consciencia) es su propio contenido, o sea, nuestro pasado – las experiencias heredadas y adquiridas, los conocimientos, las heridas psicológicas, etc. La expresión interna de todo eso es el pensamiento psicológico que adquiere su identidad como el “yo” en el centro (no es un centro espacial) de esa consciencia. El “yo” expresa todos los movimientos del contenido, nada hay en él que no sea producto y manifestación de ese contenido. Perdóneme si soy algo reiterativo, esto es fundamental y tiene que quedar claro. En ese “yo” se reflejan y asumen identidad “personal” el miedo, la búsqueda de placer, de seguridad, el odio, la codicia, la envidia, la ambición, la adquisividad, el apego, etc., etc. Todo lo que está en la consciencia colectiva de la humanidad, y lo que contiene nuestra consciencia particular (la cual es ése contenido y nada más) reacciona permanentemente a los estímulos y retos de afuera y de adentro. Y eso se constituye en lo que pensamos, en lo que sentimos, deseamos, aceptamos o rechazamos. Son movimientos complejos, cada uno de ellos es la suma de muchas reacciones activadas por los estímulos. El intercambio entre la consciencia particular y la consciencia del mundo es constante, y una es la otra.
Entonces ahí está la enseñanza de Krishnamurti, y aquí está mi consciencia particular – sólo es “particular” merced a la memoria personal que la identifica – que recibe el estímulo psicológico de esa enseñanza ¿Qué ocurre en la consciencia y se refleja en el “yo” como “mi” pensamiento, “mi” sentimiento? ¿Cómo es recibida la invitación al cambio?
FZ: Obviamente, se produce una reacción en el contenido.
AC: Esa reacción es “mi” respuesta. La enseñanza postula un cambio de consciencia. Yo (no yo personalmente, hablo en general) llevo latente en mi la idea de un “cambio”. Pero es un cambio en el sentido de mejorar, ampliar o refinar el contenido. Yo soy ese contenido, y “yo” digo que quiero cambiar. Y llegamos a la pregunta del principio: ¿Quiero cambiar? Ese contenido que es mi condicionamiento, que es mi consciencia, que soy yo mismo, ¿percibe de algún modo, aunque sea aproximado, en qué consiste el cambio que postula la enseñanza?
FZ: Supongo que no. Le falta el instrumento de percepción necesario. Si todos los movimientos de esta consciencia están forzosamente limitados a su contenido, y si la verdadera naturaleza de ese cambio no está registrada en ese contenido. ¿Cómo podría producirse la percepción? Parece un callejón sin salida.
AC: Es esta conciencia la que convierte la cosa en un callejón sin salida.
FZ: ¿Hay otra consciencia acaso?
AC: Mientras existe ésta, no hay otra.
FZ: ¿Entonces...?
AC: Entonces... está el Universo, el Cosmos, la Vida Infinita e Incognoscible, el Orden Universal, la creación y destrucción de Soles y Planetas, la aparición de la existencia biológica en ciertos puntos de la inmensidad, la evolución física que desemboca en la criatura psíquica....
Al principio de éste diálogo tocamos el punto del “hacer”. Quedó ahí. Creo que ha llegado el momento de retomarlo en otro contexto. Esta consciencia, este contenido que nos caracteriza y personaliza, impide el contacto directo, perceptivo con la realidad.
FZ: El lector podría preguntarse “el contacto de “quién”? Porque si uno es ese contenido, ¿quién es el que no puede establecer el contacto por culpa de ese contenido?
AC: El ser humano esclavizado por su propia consciencia.
FZ: Sigo representando al lector. ¿Entonces el ser humano no es su consciencia?
AC: Mientras esa consciencia...Espere, aquí voy a hacer un alto o un paréntesis. No nos confundamos. Todo el tiempo nos estamos refiriendo a lo psicológico, al conjunto de actividades, de movimientos internos que constituyen nuestra idiosincrasia y nos identifican psicológicamente a través de lo que pensamos y sentimos. Eso está claro. Ud. preguntó si el ser humano no es la consciencia que lo define. Sí, mientras esa conciencia hecha de miedo, de búsqueda de seguridad y de placer con todas las secuelas que de ello se derivan, está ahí y opera, lo que llamamos “ser humano” es eso. A cada una de esas consciencias particulares – que reflejan con su propia memoria la consciencia común de la humanidad – a cada una de esas consciencias la llamamos “un ser humano”.
FZ: O sea, que “un” ser humano no sería “el” ser humano.
AC: Puede expresarse así, pero cuidémonos de los conceptos fijos. El ser humano es la humanidad. La consciencia separativa, ese contenido que crea la ilusión, en cada uno de nosotros, de una entidad única y separada de las demás, ha hecho del mundo lo que es. Millones de islas psicológicas en conflicto permanente consigo mismas y con las demás.
Cuando se juntan entre sí, es sólo en función de la fuerza para defenderse de otras o para atacar a otras que también se juntan para ser más fuertes. Eso somos, y así nos está yendo.
Dentro de esta consciencia egocéntrica, fragmentada, separativa, no hay salida. Es un callejón cerrado. La primera cosa que se desprende de un contacto serio y profundo con la enseñanza – adivino por su expresión lo que me quiere decir; le contesto que sí, que ese contacto es posible cuando existe cierta sensibilidad esencial. Y esa sensibilidad se activa en el contacto mismo con la enseñanza.
FZ: Sí, eso quería preguntarle, lo adivinó. Sigo pensando siempre en nuestros lectores y en las dudas que pueden suscitarse en ellos ante ciertos puntos que resultan contradictorios si no se explican.
AC: Estamos intentando explicar todo lo que es posible explicar verbalmente. El lector no está excluido de ese requerimiento de sensibilidad, gracias a la cual aun aquello real que no puede “explicarse”, es captado perceptivamente. Confiemos un poco en esa sensibilidad, porque sin ella estarían demás todas las explicaciones, como están demás todas las religiones, las filosofías y las obras de arte que ha conocido la humanidad en milenios. Digo que “están demás” por lo inoperantes en relación con un despertar verdadero de la sensibilidad.
Bien, decíamos que lo primero que surge de la enseñanza es la imprescindible comprensión de que esta consciencia es un callejón sin salida, que cualquier movimiento que hagamos desde esta consciencia sólo aumenta el contenido que la constituye y, por lo tanto, agrava el problema. Esa comprensión, cuando es verdadera comprensión, cuando penetra la totalidad del ser, cerebro, mente, corazón, nervios, todo, origina un curioso aquietamiento del contenido, lo detiene, lo desactiva. Cuando el contenido está quieto, cuando no se proyecta como pensamiento psicológico crea la ilusoria entidad separativa del “yo”. ¿Qué pasa entonces?
FZ: No se, dígamelo Ud.
AC: Es obvio que estamos ante algo diferente. ¿Qué hay? ¿Una pérdida de la consciencia?
FZ: Parecería...
AC: Al menos, esta consciencia no opera. Recién cuando esta consciencia no opera, cuando estos contenidos están inactivos, el ser humano está en condiciones de establecer un contacto puro y verdadero con la realidad.
FZ: Pero eso sigue implicando una consciencia. ¿Puede haber una consciencia sin un contenido?
AC: Es la gran incógnita, que sólo puede resolverse en la acción. Contestar que sí es lo mismo que contestar que no. primer paso: el conocimiento de uno mismo. No el conocimiento de mis peculiaridades personales para “mejorarme”, para “superarme” y todo eso. El conocimiento de ese contenido común a toda la humanidad, el conocimiento de que ese contenido no me diferencia sino que me iguala a todos los demás habitantes del planeta, el conocimiento de que todo lo que sufro, gozo, anhelo, deseo, estimo, odio, etc., etc., es compartido por todos los demás que conviven conmigo en esta tierra, que no soy diferente mientras lo que soy sea el resultado de todas las acumulaciones y acreciones que componen mi consciencia “particular”. Este conocimiento propio es un permanente descubrimiento propio. La cosa empieza con la sensibilidad; la sensibilidad establece contacto con la sustancia de la enseñanza – la vida está operando. Eso es todo. La vida está operando, no “yo”, o “el”, o “usted”, sino la vida. Como opera en el Cosmos, como opera en el mar, en la Tierra, en los árboles, en los pájaros.... en otro nivel que en el meramente físico o biológico, pero con la misma espontaneidad. En el nivel físico no “intervienen” ni el árbol, ni el pájaro; aquí no “intervengo” yo, no interfiero “yo”. Cuando nada resiste el movimiento inteligente de la Vida, la acción en ese nivel no es el resultado de una voluntad egocéntrica.
FZ: Espere, resumamos un poco esto. Entiendo que en un solo reportaje no se puede sintetizar una enseñanza como la de Krishnamurti. Pero sería bueno que dos o tres puntos importantes quedaran bien claros antes de terminar. Esto se complicó más de lo que esperaba, pero está bien, así tenía que ser, ya que nos propusimos hacer algo distinto de una entrevista periodística habitual con preguntas y respuestas informativas.
AC: Y me alegro, porque más que un reportaje esto ha resultado ser un diálogo de investigación como los que suelen generarse cuando me reúno con amigos que se interesan seriamente en el tema. No hay un plan fijo, se empieza con lo que surge naturalmente en una conversación informal, y la cosa se va encauzando por sí misma. Siempre decanta de eso algo revelador, creativo.
FZ: Sí, creo que aquí también. Bueno, quedó claro entonces que la dificultad para entender la enseñanza está en la resistencia de los propios contenidos mentales. También hablamos del “arte de vivir”. Este consistiría, entonces, en el conocimiento de esos contenidos hasta el punto de desactivarlos, permitiendo que la vida actúe inteligentemente, y creando, gracias a esa acción, un estado de consciencia que nada tiene que ver con esta consciencia que conocemos. Es así. ¿No?
AC: Explicado sintéticamente, sí. Pero ya lo dijimos, la explicación se inscribe como un concepto más en el cerebro y, por lógica y brillante que sea, no tiene fuerza de acción para cambiar absolutamente nada. Esta es una de las cosas más importantes de comprenderse: la total inoperancia de lo meramente intelectual en un campo que requiere la acción de una energía que pertenece a un orden por completo diferente. Esa energía no la genera ni el intelecto, ni el sentimiento personal, ni la emoción devocional, ni la avidez de realización propia, ni ninguna de las cosas que pertenecen a esta consciencia, a este contenido que es tiempo – el tiempo de la mente, el tiempo psicológico. La energía de comprensión, la energía que transforma, que es capaz de demoler los cimientos y las estructuras temporales de la mente, no pertenece al tiempo. El cerebro no puede introducirla en sus mecanismos, no puede reconocerla y registrarla, no está en sus funciones hacerlo. Esa energía es inteligencia pura, impersonal. Opera en una mente libre de sus primitivos mecanismo de miedo, seguridad y placer. Un solo instante de detención en esos mecanismos, en ese permanente movimiento egocéntrico, implica la espontánea irrupción de la otra energía. Son los destellos perceptivos, la captación lúcida y directa de lo real.
FZ: ¿Y cómo se llega a eso? Todos aportan métodos y sistemas y disciplinas. Krishnamurti lo deja a uno solo...
AC: A solas con la Inmensidad Cósmica, a solas con la Inteligencia. Sin intermediarios, sin ayudadores comedidos, sin muletas para la invalidez psicológica, para la falta de una percepción libre y directa. Bendita soledad ésa si uno sabe comprenderla. Claro que Krishnamurti lo deja a uno solo, es la verdadera y singular grandeza de su enseñanza. La trampa, para esta consciencia egocéntrica, es que al encontrar que la enseñanza no requiere métodos, disciplinas ni sistemas, confunde eso con el “facilismo”. La ausencia de una sensibilidad adecuada, hace que no se perciba el inmenso, gigantesco trabajo que exige un verdadero conocimiento propio, el único cauce para la liberación, para el cambio de consciencia. Trabajo, no “esfuerzo”. Trabajo de atención, trabajo persistente, indeclinable de observación, trabajo para no caer ni en lo permisivo ni en lo coactivo; trabajo constante, intenso, pero sin la participación de la voluntad egocéntrica, sin el movimiento de los contenidos, sin el esfuerzo consciente de una meta, de un logro personal, de un “llegar a ser”.
FZ: ¡Esto es lo que hace tan difícil la enseñanza! Justamente porque no indica ningún tipo de disciplina para controlar o anular esos movimientos.
AC: Tampoco controlar; el control forma parte del proceso egocéntrico. Ni anular, no hay que anular nada. El río corre. “Uno” es ese río que corre. No puede sentarse en la orilla a observar el río, o pararlo, o desviarlo. No obstante, tiene que hacer una observación del río que corre, que es este mundo, que es uno mismo con su miedo, su dolor, sus alegrías, su vida y su muerte. En esa observación sin “el observador”, ocurren cosas. Es la única acción real, el único hacer que no aumenta el contenido en lugar de vaciarlo, que no fortalece esta consciencia egocéntrica y autoprotectora.
FZ: Para ir terminando este diálogo y también con vistas a nuestros lectores: ¿De qué modo la enseñanza de Krishnamurti , más que otras enseñanzas, ayuda a que esto ocurra? ¿Cuál diría Ud. que es la diferencia fundamental, lo que la hace tan única? Y no me refiero a los seguidores, a los fanáticos de Krishnamurti, que los hay. Se lo pregunto a Ud. Tanto en los tres libros suyos, como en la serie de artículos que hace años escribió para nuestra revista, ese carácter único y singular de la enseñanza se desprende del propio contexto sin necesidad de que Ud. lo afirme explícitamente. El lector perceptivo lo notará incluso cuando lea este diálogo-reportaje. ¿Podría Ud. definir de alguna manera, directa o indirecta, esa diferencia, esa singularidad de Krishnamurti?
AC: Usted lo dijo bien y creo que es la respuesta más adecuada. Es verdad, uno lo percibe así: es una enseñanza (vacilo un poco al llamarlo “enseñanza”) única en toda la historia humana conocida. Y si eso se desprende del contexto de mis libros, de lo que escribo o hablo con la gente, creo que es una buena respuesta. Y Ud. sabe que no hay en esto que expreso ni una pizca de fanatismo o de sometimiento a una autoridad. ¿Qué más podría agregar?
Desde que existe el “ser humano” como tal, la vida ha estado operando en este nivel de lo que hemos dado en llamar “enseñanzas”, “instructores del mundo”, “profetas”, “maestros”, “sabios”... Ha estado operando en el tiempo de la tierra, pero la fuente de esa acción, de esa inteligencia, de ese amor, no está en el tiempo de la tierra. La tierra podrá desaparecer, y todos los planetas, y el universo entero que vemos y estudiamos, pero la fuente es....bueno, lo que no pertenece al tiempo, no pertenece a las palabras. ¿Inmutable? ¿Eterna? Palabras. Y entonces hay miles de años, y aparecen ciertos seres humanos que hablan de ciertas cosas. Y su hablar no es un mero hablar, es el reflejo comunicativo de hechos vividos, de percepciones intrasmisibles que operan en el campo psíquico o espiritual. Todos esos seres, los conocidos, y los no conocidos, forman un solo hecho más allá de las limitaciones temporales del nacimiento y la muerte física. Y entonces Krishnamurti es la decantación más intensa, la explosión más luminosa y reveladora del mismo hecho único que ha recorrido nuestra historia humana. No es “mejor” que otros, es los otros en su expresión más desnuda y esclarecedora. Pero esto que se dice no tiene valor alguno si no se lo percibe como verdadero con la totalidad del propio ser. Que es, precisamente, lo que propone la enseñanza.
FZ: Lo que acaba de decir es muy intenso, y personalmente me resulta muy esclarecedor. Sin embargo me gustaría, de ser posible, una respuesta directa a esta pregunta: ¿Qué es en realidad Krishnamurti, cuál es la verdadera índole de su enseñanza? ¿Puede ser?
AC: Vea, creo que ese interrogante sólo puede contestarse “negativamente”. En el terreno desbrozado y limpiado por los “no”, puede ser que florezca un “si” no verbal – la única respuesta verdadera a esto.
FZ: ¿Se puede explicar mejor?
AC: Puede intentarse. Esto es válido para todo cuanto concierne a nuestra relación con el hecho “vida” en su aspecto, digamos, esencial, profundo, “humano” en el verdadero sentido trascendente de esta palabra. Tomar una cosa y no definirla “positivamente”, no decir “esto es así” sin haber decantado antes lúcidamente, inteligentemente, todo lo que eso no es. En nuestro caso, Krishnamurti y la enseñanza. Krishnamurti no es un moralista, no es un predicador, no es un reformador social, no es un filósofo, no es un político, no es un psicólogo.... Su enseñanza no es una serie de normas,, explícitas o sutiles, destinadas a procurarnos una supervivencia más satisfactoria en el mundo, Krishnamurti no ha estado recorriendo la tierra durante más de 60 años, hasta su muerte a los 91, para que Ud. y yo y los demás encontremos una manera mejor de vivir superficialmente nuestra mezquina vida en circuito cerrado (yo para mi, mi familia para sí, mi país, mi nación, mi grupo político, social, religioso o el que fuere primero, y después los otros, etc., etc.) Krishnamurti y la enseñanza no han estado, no están al servicio de esta mente que nos gobierna, de este ser humano que ahora somos, violento, adquisitivo, ambicioso, codicioso, insensible, cruel, para que este mismo ser humano modifique ciertas pautas de comportamiento a fin de que no la pasemos tan mal como la estamos pasando. La enseñanza no es una especie de elixir psicológico para aliviar, mitigar o consolar nuestra actual condición.
FZ: ¿Y qué es?
AC: Un detonante poderoso para una explosión en la consciencia humana. Si llega donde tiene que llegar, si encuentra lo que tiene que encontrar y el contacto se produce. La explosión es inevitable. Todas las otras cosas que buscamos, podemos encontrarlas en la política, en las religiones organizadas, en las doctrinas esotéricas, en las meditaciones y métodos de los gurús de Oriente y occidente, en las múltiples actividades que nos absorben y gratifican desde el punto de vista material o psicológico. Sólo cuando hemos descartado todas esas cosas, pero de verdad, podemos preguntarnos seriamente qué es Krishnamurti, qué significa su enseñanza.
FZ: Si uno ha descartado todo eso. ¿Se lo pregunta?
AC: No

domingo, 28 de marzo de 2010

Encuentros Cercanos con Fabio Zerpa


Nos gustaría que nos cuente cómo empezó su interés por los OVNI(s)?
Tuve la suerte de ver un OVNI el 17 de Noviembre de 1959, volando en un avión de la Fuerza Aérea Argentina que salía de la base aérea de Morón. Eran las 12.30 hs. del mediodía, un día de mucho calor y yo iba volando con el capitán Alexis De Nogaetz. Veníamos dialogando y estábamos a unos 800 mts. sobre el nivel del mar. De pronto Alexis, el capitán, me dice que mire a la izquierda. Al hacerlo vi que más allá de la cola de nuestro avión venía un "bolígrafo" volando, un aparato cerrado, metálico, que el Cap. De Nogaetz estimó que sería de 25 ó 30 mt. de largo, sin ventanillas, sin alas, sin hélice, sin gases de la incipiente ingeniería espacial.

Hacía dos años que el hombre había largado los cohetes espaciales y de repente este aparato en total silencio vino lentamente a una distancia de 1000, 1200 mt. con respecto al avión; se detuvo, hizo un giro de 90° y rápidamente se perdió hacia el norte argentino. Giré mi cabeza y le pregunté al capitán De Nogaetz, ¿esto qué es? Y el me dijo, esto es un plato volador.

De qué manera influyó ese hecho en su vida?

Quizá hice la pregunta que salvó mi vida, "¿qué es un plato volador?"
En 1959 yo era profesor de historia, con conocimientos de antropología, de arqueología, había estudiado psicología en la Universidad del Salvador, tenía una carrera artística como actor, director de teatro; nada que ver con este mundo de los OVNI(s), y pregunté qué es un plato volador y me dijo que para algunos era una nave extraterrestre y para otros el arma secreta de alguna potencia.
Claro que después sería la gran investigación que yo iba a hacer y me quedó como un impacto de conciencia, que después lo he repetido muchas veces.


Podría aclararnos más este punto?

Yo creo que el fenómeno OVNI es un impacto de conciencia y porque es un aparato raro, extraño, fuera de nuestra cultura. Recuerdo que después volvimos a la base aérea de Morón y estando en el casino de oficiales, se nos acercó otro capitán, Carlos Hugo Corradetti, y me regaló un libro de la década del 50, que fue mi primer libro y está todavía en la biblioteca.
Hay más de tres mil volúmenes ahora del mayor Donald Keyhoe, un mayor de la marina de guerra norteamericana, que había unido una gran cantidad de casuística con esta problemática con aviadores militares, civiles, comerciales, radaristas, gente común narrando casos.
Esa noche lo leí, me devoré el libro y pienso ahora a través de los años, después de haber pasado casi 38 años de esta investigación, que despertó lo que quizás Zerpa tuvo dentro de sí que es la investigación.
Investigar por el justo medio, no decir si por decir si, ni decir no por decir no.
Despertó mucho mi curiosidad, recorrí miles de kilómetros. A la Argentina la conozco de norte a sur y de este a oeste. Recorrí Uruguay, Chile, Paraguay, mucho del territorio brasileño que es muy grande, incluso la amazonía brasileña; también Perú, Colombia, Venezuela, todos los países americanos desde el Río Bravo para abajo; y después estuve en Europa; España, Francia, Italia, Suecia, descubriendo y tratando de investigar, lo que yo llamo el misterio más apasionante del siglo XX.


Acaso todos los objetos voladores son iguales?

No, no lo son.
Yo al principio, entre el 59 y el 63, los primeros cuatro años, hubo en 1962 una primera gran oleada platillista, oleada nosotros llamamos a la aparición masiva en determinado territorio de OVNI(s).
En aquel momento el periodismo no le dió mucha importancia pero ya habían habido varios casos y yo los investigaba.
Hasta que el 21 de octubre de 1963 a las 21.30hs, bajaron siete OVNI(s) en una estancia en la provincia de Tucumán, cerca de Trancas, una población que está a unos 50 kms. de San Miguel de Tucumán.
Y ahí me encontré con la procedencia extraterrestre, porque eran cinco testigos de muy buen nivel intelectual, psicológico, sociológico: tres maestras, una directora de escuela, una ex intendente de Tucumán y otras personas que habían visto estas siete naves que durante 45' habían inundado de luz toda esa estancia, hasta que después se levantaron en perfecta formación, formación en V, y fueron así hacia la sierra de Medina que está en Salta.
Nosotros a los 30 días fuimos con el capitán Omar Roque Pagani, que era jefe del departamento OVNI de la Marina de Guerra Argentina. Nos pusimos a investigar y nos encontramos que como residuos de esa observación, en ese sembradío de lechugas, arvejas y tomates, habían quedado como una especie de bolitas de naftalina, esto es lo que yo decía o lo que decíamos nosotros, pero a mi se me ocurrió y Dios me bendijo quizá, hacer investigar esto.
Se lo llevamos al Dr. José Guillermo Gonzalo Tell, que era jefe del laboratorio químico de la universidad de Tucumán. El encuentra 96,58 carbonato de calcio y 3,22 carbonato de potasio, en lo que era esa supuesta bolita de naftalina. Calcio y potasio que no se unen en el planeta Tierra, que no había en la tierra tucumana donde habían descendido los OVNI(s), y él mismo que no sabía nada de esta problemática, dice que es algo raro, algo que no pertenece al planeta y ahí empecé a pensar en 1963 en la posibilidad de lo extraterrestre.


Y esto lo llevó a investigar más?

Si, seguí investigando. Hubo una oleada en 1965, otra muy importante en 1968. Empezaron a bajar seres en el territorio argentino y en 1975, hago en España el primer libro que se llamó "El OVNI y sus misterios".
Ahí defino, pues yo ya tenía la convicción después de 16 años de investigación, la procedencia de extraterrestres en estos aparatos y definí a los OVNI (Objeto Volador No Identificado).
Los identifiqué como naves extraterrestres, pilotadas o dirigidas por seres inteligentes de conformación antropomórfica, de conformación humana.


Por qué los definió de esta manera?

Esta fue la primera definición y sigue siendo la única, hasta ahora en el mundo.
Nave, porque es un aparato físico que se desplaza en el espacio atmosférico o desciende en el planeta Tierra, se mueve y ve la gente.
La palabra extraterrestre, esto que es tan urticante para los negadores de esta polémica, no quiere decir que sean marcianos, ni jupiterianos ni venusinos, cuando yo definí esta palabra y lo repito desde hace casi 40 años, quiere decir más allá de lo terrestre, más allá de nuestra cultura, más allá de nuestra ciencia y hay tres procedencias de donde vienen estos aparatos, los viajeros del espacio, los viajeros de mundos paralelos, los viajeros del tiempo...
Naves extraterrestres pilotadas o dirigidas porque a veces están dirigidas desde el lugar de donde vienen y no está el piloto.
Y de repente están los contactos del 3er o del 4° tipo en que baja el tripulante de esta nave y se ve la conformación antropomórfica, la conformación humana igual que nosotros.


Cómo sabemos cuáles son sus intenciones?

No son los seres del "Día de la independencia" o de los "Hombres de negro" u otras películas. Estos aparatos y estos tripulantes tenían una connotación completamente distinta a la que nosotros conocíamos.
Y olvídense de lo que pensamos en la ciencia clásica, en los astrónomos, en los astrofísicos que saben que en el espacio exterior, si son realmente viajeros del espacio, existe la conformación antropomórfica porque se han encontrado 16 meteoritos carbonosos, es decir, meteoritos que son parte del cinturón de asteroides que está entre Marte y Júpiter y un antiguo planeta llamado Faetón, que explotó por los aires y quedaron estas piedras que de pronto escapan al campo gravitatorio donde están y caen en el planeta Tierra o en la Luna y dejan esos cráteres tan significativos.
El Dr. Sybil Poramperuma, un greconorteamericano, de la Universidad de Aymes del estado de Nueva York, estudió en diversas partes del mundo meteoritos y encontró 16 meteoritos carbonosos.
En 1972 este doctor estuvo en la Argentina, y estuvo conmigo en Campo del Cielo en la provincia del Chaco donde han caído varios meteoritos y encontró también meteoritos carbonosos; y ésto qué quiere decir; lo estudió esta Universidad y encontró no solo el carbono sino también la cadena del ADN el fundamento de la cabeza, los dos hombros, los brazos, del tórax y las piernas. Quiere decir que nosotros no estamos tan equivocados en decir que los seres extraterrestres espaciales de nuestra galaxia tienen esta conformación antropomórfica. Nada que ver con los monstruos que pinta la ciencia ficción.


Para qué nos visitan o porqué no se contactan con nosotros?

Yo tengo varios libros escritos, pero los dos últimos libros, uno se llama "Los OVNI existen y son extraterrestres", fue editado en 1995 y habla del contacto del "primer tipo" y del "segundo tipo", es decir las visualizaciones de los ovnis y las evidencias físicas de la presencia de los mismos. Y el de este año 1997, se llama "Ellos, los seres extraterrestres", los contactos del "tercer y cuarto tipo".
Los del tercer tipo son aquellos que cuando un ovni ha bajado y sale el tripulante a caminar por el planeta, siendo observados por un terrestre.


Quien hizo estas clasificaciones?

Las clasificaciones de 1ro., 2do. y 3er. tipo son del Dr. Joseph Allen Hynek, que es uno de los 10 más grandes astrónomos del mundo, que allá por la década del 70 se jugó con la problemática del fenómeno OVNI y fue el hombre que dijo en un Congreso en Washington, con astrofísicos, astrónomos: "perdonen colegas, yo me equivoqué, los OVNI(s) existen y son extraterrestres".
Por eso este libro mio al que le pongo el título en homenaje al Dr. Hynek, que dejó un gran testamento cultural, artístico y que es muy conocido y que fue asesor de un chico de 26 años llamado Steven Spielberg quien hizo en 1978 "Encuentros cercanos del 3er tipo".


Cómo surge la clasificación del 4to tipo?

Después de varios Congresos con este doctor, por la década del 80 yo le dije que nos quedábamos cortos con estas clasificaciones y surge entonces la calificación Zerpa que son los de 4to tipo, que es cuando el terrestre es introducido adentro de la nave.


Existe el del 5to. tipo?

Sí. Los contactos del 5to tipo son los contactos telepáticos con extraterrestres y son innumerables.
En el libro que voy a sacar el año que viene se va a hablar de los contactos telepáticos del 5to tipo.


Qué tipo de contacto usted cree que tienen con nosotros?

Ellos no se contactan con nosotros, por lo menos así lo creo yo, por las siguientes razones.
Hay extraterrestres que bajan y no quieren hacer contacto, lo que llamamos en sociología el "no contacto". O sea, apenas alguien los ve, vuelven a la nave y se retiran.
El reglamento 200/2 de la NASA dice que si un astronauta norteamericano baja en un planeta donde haya vida, inmediatamente tiene que volver a su nave y estudiar a esta civilización y esto es lo que hacen los extraterrestres.
Estan los que yo llamo contacto científico. Son los que vienen, bajan y estudian al planeta y al Hombre, las abducciones.
Y están otros seres extraterrestres los que van a producir lo que yo llamo el futuro contacto. Ellos bajan y enseguida se contactan y a pesar del impacto de conciencia, el miedo que uno tiene ante una entidad extraña, siempre tienen una sonrisa y en general las manos extendidas hacia arriba para decir, aquí estamos, venimos en son de paz, no tengan miedo, no tengan miedo, no tengan miedo.
Yo, durante muchos años esta frase, "no tengan miedo", pensaba que era por el impacto que causa ver un ser extraño o desconocido, pero va más allá de eso, quieren decir, dejen la peor cárcel que tiene el ser humano, el miedo.
Evidentemente si ellos, en todo este tiempo hubieran querido invadirnos o hacernos algún daño, al estar tecnológicamente mucho más avanzados que nosotros lo hubieran podido hacer fácilmente y sin embargo esto jamás fue así.


Podría decirse entonces que los extraterrestres son seres evolucionados desde el punto de vista espiritual, ya que el tecnológico es un hecho?

Con respecto al no miedo, yo creo que la tecnología en vez de usarla para la guerra, por ejemplo, deberíamos usarla para la paz.
Cuando J.F. Kennedy decía en el 60 "...átomos para la paz y no átomos para la guerra" decía una verdad. Nosotros hicimos toda la energía atómica para destruirnos a nosotros mismos. Cuando tengamos este criterio de paz, auténticamente vamos a evolucionar porque, por ejemplo hace 12 años en un Congreso, el Dr. Leo Sprinkle de la Universidad de Wyoming en EEUU me dice, "Zerpa, el otro día Carl Sagan te contestó a tí en la TV norteamericana, decía... yo no estoy de acuerdo con lo que dice Fabio Zerpa en la Argentina, que los extraterrestres sean más avanzados que nosotros, yo creo que sí son más avanzados tecnológicamente, pero no más antiguos, pueden ser más jóvenes y no han perdido tiempo en la violencia y en las guerras". Yo pienso que tiene razón; que nosotros con la tecnología podríamos tener más ocio para nosotros y de esa manera desarrollarnos interiormente.
Llegar al "Conócete a ti mismo", así es como nosotros vamos a cambiar para conocer a los demás.
En otro libro mío que se llama "La vida desde adentro", le pido a mis semejantes que se tomen diez o quince minutos para hacer una concentración, una meditación; porque después tienen 24 hs. para vivir. Cuando uno medita o se concentra como hacen los orientales, los hindúes, los chinos que auténticamente saben vivir más con el "conócete a ti mismo", así nosotros vamos a cambiar.


Que opina de las abducciones?

Conozco varias, hay dos por ejemplo, que no fueron para nada traumáticas, uno es un científico de la NASA y el otro un ingeniero de la ITT, que perdía más informando que había estado dentro de una nave extraterrestre que negándolo y toda la experiencia que viven es realmente muy interesante cuando se toma con un sentido de aprender. Cuando la mente se cierra, todo es horrible.
Nosotros los sofrólogos partimos de una premisa "no hay problemas, solo hay soluciones", todo tiene un sí y a veces hay gente que se regodea en el problema y no en la solución.


Para terminar, qué le gustaría decirle a la gente?

Me gustaría terminar esta nota con tres postulados:
Conócete a ti mismo para conocer a los demás, si no nos conocemos a nosotros mismos no podemos conocer a los demás.
Amaos los unos a los otros. Jesús, Buda, Mahoma, Krishna, Moisés, Abraham, todos los avatares que largó este Gran Hacedor para que nos diéramos cuenta, hablaron del amor, nosotros "queremos" no amamos.
Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios; ¿saben qué responsabilidad es esta?
El único valor es el valor espiritual.

“Los extraterrestres están entre nosotros.”


Entrevista a Fabio Zerpa

“Ellos siempre tienen una sonrisa y en general las manos extendidas hacia arriba para decir, aquí estamos, venimos en son de paz, no tengan miedo, no tengan miedo, no tengan miedo”, asegura Fabio Zerpa, Psicólogo, sociólogo y Parapsicólogo, respecto de los seres extraterrestres que “viven en nuestra planeta y que caminan entre nosotros”.

Las teorías de este escritor y autor de 15 libros respecto de la vida interplanetaria son sin dudas, causantes de muchas polémicas entre quienes creen o no, en estos fenómenos.

Sin embargo, él solo se basa en su propia experiencia: “Yo vi un OVNI por primera vez, el 17 de Noviembre de 1959, volando en un avión de la Fuerza Aérea Argentina que salía de la base aérea de Morón. Eran las 12.30 horas. del mediodía, un día de mucho calor y yo iba volando a unos 800 metros. sobre el nivel del mar. Entonces,

Entonces, Eddew mire a la izquierda y observé un "bolígrafo" volando, un aparato cerrado, metálico que sería de 25 ó 30 metros. de largo, sin ventanillas, sin alas, sin hélice, sin gases de la incipiente ingeniería espacial ni nada.
Entonces, según este hombre nacido en Uruguay y radicado en la Argentina desde 1951, observó que el extraño artefacto se detuvo, “hizo un giro de 90° y rápidamente se perdió hacia el norte argentino. Giré mi cabeza y le pregunté al capitán del avión que era eso. Y el me dijo, esto es un plato volador”.

Impactado por el suceso, Zerpa inició su camino de especialización acerca del tema y llegó a descubrir que a lo largo de la historia existieron diferentes oleadas de OVNIS. “hubo una en 1962 y otra el 21 de octubre de 1963 a las 21.30hs, cuando bajaron siete OVNIS en una estancia en la provincia de Tucumán, otra en 1965,y luego otra muy importante en 1968.”

Durante su carrera, Zerpa fue editor y director de la revista “En la Cuarta Dimensión”, durante 18 años, autor y conductor del programa televisivo “Más allá de la Cuarta Dimensión”, y durante sus constantes conferencias en teatros, asegura que no necesariamente los “extraterrestres” vengan del espacio exterior:

“La palabra extraterrestre, esto que es tan urticante para los negadores de esta polémica, no quiere decir que sean marcianos, ni jupiterianos ni venusinos, cuando yo definí esta palabra y lo repito desde hace casi 40 años, quiere decir más allá de lo terrestre, más allá de nuestra cultura, más allá de nuestra ciencia y hay tres procedencias de donde vienen estos aparatos, los viajeros del espacio, los viajeros de mundos paralelos, los viajeros del tiempo...”

Y al respecto, el hombre premiado por Argentores (Sociedad de Autores de la República Argentina) con una remuneración vitalicia por ser el único autor mundial que realizó documentales sobre OVNI(s) en diversos países de habla hispana asevera que muchos de “ellos” incluso viven bajo nuestra superficie y que “... bajo tierra y bajo agua en mundos subterráneos y subacuáticos, existe una comunidad de seres intraterrenos en permanente comunicación con los Maestros Extraterrestres. Incluso la Cordillera de Los Andes tiene sectores huecos en donde se esconde la vida de estos seres.”

jueves, 25 de marzo de 2010

Eres la fuente

Nadie te da nada, tú eres la fuente.
Vas a recibir lo que des.
Das quien estás siendo, pues esto te estás dando.

Lo que estás dando, es lo que estás siendo.
Lo que estás recibiendo, es lo que estás siendo.
Lo que estás siendo en relación a otros,
es lo que estás experimentando.

A quién te estás dando?
A quién estás recibiendo?
A quién estás experimentando?

El estado del ser que elijas experimentar
en relación a otros será la causa
de lo que TU MISMO experimentes.

El ser que decidas manifestar, será lo que la vida te dará.
El ser elegido es el pedido y tu experiencia es la respuesta
del universo a tu pedido.

Nadie puede ingresar en tu mundo interior.
Lo que seas en relación a los otros serán contigo.
Es el ser que experimentarás.

La ilusión te hace creer que te relacionas con otros
Pero eso no es posible.
En todo momento te relacionas contigo mismo
en presencia de otros.

A quién te estás dando en presencia del otro?
A quién estás recibiendo en presencia del otro?
A quién estás experimentando en presencia del otro?

La vida siempre te dará lo que decidas ser.
No importa con quienes te relaciones, tuya será la experiencia.

En todo momento estás eligiendo y decidiendo,
manifestar, crear y experimentar,
algún aspecto de tu ser.
Y son tus aparentes relaciones con los demás,
las que te permiten conocerte a ti mismo,
en tu propia experiencia.

Sólo existe una relación, es la relación contigo mismo.
Los otros y los acontecimientos son ángeles y milagros,
convocados por ti mismo
En tu camino de realización, en tu sendero hacia tu ser real.

Siempre se te dió lo que has pedido y
en todo momento pediste al aspecto de tu ser
que decidiste manifestar.

Al final del camino, cuando finalice este capítulo
del libro de tu vida
Nuevamente serás conciente de la inocencia absoluta,
de quienes te acompañaron y verás que ellos
te permitieron cumplir con tu anhelo jamás imaginado.
La posibilidad de experimentar tus aspectos más elevados.
Verás que ellos cumplieron con todos los pactos acordados,
que te llevaron muchas veces a experimentar tus aspectos
más bajos y así hacer físicamente posible que
te manifiestes concientemente.

La gran justicia te será revelada, cuando seas capaz de ver,
que nadie jamás te dañó y que todos los daños recibidos,
fueron por ti imaginados, creados y experimentados.

Similarmente y ante tu sorpresa, también sabrás que
aquellos dolores y sufrimientos con los que tu creías dañar a otros
Fueron también fruto de tu propia imaginación.
Porque lo que es para ti, es exactamente igual para tus hermanos
Todo dolor y sufrimiento padecido, fueron por ellos imaginados,
creados y experimentados.

Y sabrás que todo el daño, sólo puede ser auto-inflingido.
Y también sabrás que el amor que escatimaste
a ti mismo te lo quitaste.

Aún el miedo más intenso, el dolor más profundo,
la traición más artera, la ofensa menos esperada,
la agresión más hiriente, en fin el infierno más temido.
Fueron todas magníficas expresiones por ti elegidas.
Aún cuando tú siempre en estos casos hayas elegido
experimentar otro aspecto de tu ser
La creencia que fueron "otros", los "verdaderos" causantes
de tanta injusticia y sufrimiento en tu propio interior.

No amigo mio,
Nunca han existido ni existirán injusticias en el plan
perfecto de la vida.
Pero si es posible que las hayas imaginado cuando
has caído en la ilusión y el espejísmo de los
planos inferiores de conciencia.

Al final de camino te verás como lo que siempre fuiste
y serás el creador absoluto y libre de todas tus experiencias.

Y cuando veas tu vida, a la luz de esta conciencia más elevada.
Sentirás una compasión enorme por ti mismo y
desearás haber evitado tanto dolor y sufrimiento.
Entonces pedirás, suplicarás, implorarás,
una nueva oportunidad.

Tú también me pediste que cuando te olvidaras de todo esto,
y el olvido fuera parte de tu propio plan,
en algún momento te enviara algo que te ayudara a recordar.
Bueno hijo mio, en este acto estoy cumpliendo con mi parte.

Ahora, si tú lo dispones, tienes una nueva oportunidad,
de recordar y utilizar la vida física,
para conocerte a ti mismo en tus aspectos más elevados.
Así como lo soñaste antes de volver.

Como siempre, el acuerdo sigue siendo el mismo:
Tu pides y Yo concedo, exactamente lo que tu pides.

Qué me pedirás el próximo momento?
y en el siguiente?
y en el siguiente?

No te preocupes por mi parte
simplemente sé conciente de la tuya,
y cuando te sientas nuevamente perdido recurre a mi,
que te contestaré aún antes de que me llames.

Siempre viajo contigo, aunque no siempre lo notes.
No es posible que estés solo.
Si es posible que creas que lo estás.

Querrás volver con tu nueva conciencia expandida,
a vivir nuevamente en el plano de la vida manifestada.
Para poner en acción tu gran recuerdo,
volver para experimentar en relación a otros
tu amor más pleno, incondicional e intenso
que seas capaz de imaginar.

Sabrás que el amor es y será tu verdadera esencia.
Y no pararás hasta experimentarlo y sentirlo.
De pronto serás conciente que todas las experiencias pasadas
sí tuvieron un sentido muy amoroso, el de ayudarte a recordar,
a través de las experiencias físicas de muchos otros aspectos
de tu ser, que la opción más elevada y verdadera es
el AMOR.

Así abrazarás todo lo que hayas experimentado,
el miedo más intenso, el dolor más profundo, la traición más artera,
la agresión más hiriente, en fin el infierno más temido.

Y tu pedido como siempre te será concedido.
Se te dará la oportunidad tan ansiada.
Y es por eso hijo mío, que te encuentras nuevamente,
en este tiempo, en este lugar, en este cuerpo,
rodeado de estos seres.
Tuyo fue el diseño completo de tu vuelta,
así como lo pediste, así fue dado.

Por ahora me despido, aunque eso no es posible.
Porque sólo se despiden los que se separan,
y eso no es un estado en el que podemos estar tu y yo

Con AMOR
TU YO SOY

miércoles, 24 de marzo de 2010

El Tercer Ojo Y La Glándula Pineal


Todos hemos escuchado cuentos desde niños de la gente que puede comunicarse teniendo visiones, de los que se comunican con los espíritus, de los que tienen habilidades que la vasta mayoría no tiene. Al clarividente se le conoce como aquel que tiene el arte de “ver” con los sentidos, más allá de los cinco tradicionales. A la clarividencia se le llama a veces el sexto sentido. Esta relacionado a las imágenes que siempre están presentes en la mente pero no conectada a ellas. Los que cuentan con tal habilidad expresan que ven con lo que se llama “el tercer ojo”. He indagado mucho en este mundo para encontrarme con unas teorías bastante interesantes.

Algunas personas en el mundo de habilidades síquicas, hablan de cómo la glándula pineal es ese tercer ojo. La glándula pineal, localizada aproximadamente en el centro de la cabeza, es del tamaño de un garbanzo, pero según ellos antes era del tamaño de una bola de ping pong. Según cuentan, la glándula tiene una apertura, con un lente para distinguir luz, es hueco y tiene receptores para distinguir colores y tiene una visión de 90 grados. Para único donde no puede mirar es hacia abajo. Dicen que dentro se encuentran todas las geometrías y entendimientos de cómo la realidad fue creada, en todos nosotros, grabado pero en nuestra caída lo olvidamos y sin nuestras memorias comenzamos a respirar diferente. Ahí me pregunté, que rayos tenía que ver la respiración en todo esto.

Resulta que según explican, la energía pránica, véase la energía de la vida, circulaba por el centro de la glándula pineal. Entonces al dejar de usar esta, el prana, véase la energía vital del universo según el hinduismo, dejó de pasar por la glándula y así circular por todo nuestro sistema, y empezamos a respirar por la nariz y la boca. Al nuestra energía vital no pasar por el tercer ojo, dejamos de ver las cosas como eran y lo que se nos presenta ahora es una realidad alterna, ó quizás mejor dicho una interpretación diferente, la cual se le conoce como conciencia polarizada. Los resultados de esta nos hacen pensar que estamos dentro de un cuerpo mirando hacia fuera, de alguna manera separada de lo que hay afuera.

Sin embargo la humanidad esta evolucionando a una frecuencia donde la clarividencia será parte del día a día. Para algunos esto es un regalo que viene natural, especialmente con los niños. Para otros es un viaje. Se requiere de una experiencia cerca de la muerte, encuentro con otro ser, fiebre alta, accidente serio, golpe a la cabeza o la apertura de energías kundalini, véase otra forma de conocer el prana.

martes, 23 de marzo de 2010

Un puente para cruzar dimensiones


La glándula Pineal es efectivamente, la que une la parte material, el cuerpo, con la parte Espiritual, Alma e Inteligencia Universal. Lo hace a través de un neurotransmisor que se llama dimetiltriptamina, que se une con el hipotálamo a través de un canalillo muy pequeño.

El cerebro es el eslabón entre el espíritu y el mundo externo. Los órganos de los sentidos son meramente los que transmiten al cerebro los impactos recibidos del exterior y el cerebro mismo es el instrumento que los coordina e interpreta. La glándula pineal, además se encarga de secretar una hormona que se vincula al sueño, la melatonina, que incide en la regulación del sueño. El sueño es una de las formas de comunicar o atravesar nuestra conciencia hacia niveles diferentes que en la vigilia no se alcanzan.

En el chamansimo se usa la DMT u otros alucinógenos para llevar la conciencia a otros niveles de comprensión, pues el cerebro apegado a los sentidos, no es suficiente para VER, otras esferas. De modo que a través de plantas u hongos como la Ayahuasca o Peyotl, incrementan la producción de dicho neurotransmisor, que además si se hiciera un dosaje en los momentos previos a la muerte también se vería incrementado.

La función energética de la glándula pineal, está implícita en todas las corrientes religiosas y de conocimiento espiritual a través de la historia de la humanidad, es el conocimiento “oculto” que guardamos, en el ADN, que junto con la energía sexual se vincula a la pineal. Por ejemplo, el caduceo representado por dos serpientes entrelazadas (el sistema nervioso central) alrededor de un bastón (la espina dorsal) con las alas (el “cisne”) en ambos lados (los dos hemisferios del cerebro, con el círculo en el centro que representa la glándula pineal, o el sol central y centro psíquico interior).

Esto significa que a través de la energía sexual, cuando es llevada a cabo desde el AMOR, se pone en marcha o se abre el canal de la columna que desde el sistema nervioso eleva la energía desde los órganos sexuales vinculados a lo terrenal hacia la Conciencia Superior y en este punto la glándula pineal es la conexión entre el mundo físico y el metafísico. Esta conexión a nivel amoroso desde la sexualidad, incrementa el nivel vibratorio atómico molecular, llevando esa energía por el canal serpentino expandiendo la conciencia, y alcanzando una esfera desconocida en este mundo tridimensional.

De modo que la glándula pineal, actúa en el sistema nervioso, circulatorio y todas las funciones orgánicas, con una energía que varía en intensidad conforme se alcance mayor conexión, y expansión de la Conciencia. Es un conocimiento que tenemos albergado, todos lo tenemos, solo que hay que saber, conocernos, para activar todo aquello que tenemos dormido, para alcanzar nuestro verdadero Poder, que así como en el mundo exterior, también está en nuestro interior. Porque dentro y fuera son fueradentrofueradentrofuera ad infinitum.

lunes, 22 de marzo de 2010

El Llamado Mitico

Nota: Gaia es el nombre que se da a la Tierra cuando nos referimos a ella como ser vivo.

Hace un tiempo, un Gran Concilio Galáctico fue convocado y un llamado mítico fue emitido a los innumerables seres de luz: los niños del sol, los ángeles alados, los mensajeros del sol, los guerreros del arco iris y otros seres luminosos, desde muchos sistemas solares. En el momento de la reunión, el Amor de las Galaxias Giratorias, el Gran Espíritu, entró, llenándolos de Gracia con su luz celestial y dijo las siguientes palabras:

“Están invitados a encarnar en un mundo donde una gran transformación tomará lugar. Ustedes, que responden a este llamado, irán a un lugar de evolución planetaria donde las ilusiones del temor y la separación son fuertes maestros.

Llamo a aquellos con los dones y talentos necesarios para que actúen como mis emisarios allá, para elevar y transformar las frecuencias del planeta Tierra, simplemente incorporando y anclando la presencia del Amor allí.

En este mito ustedes serán los creadores de una nueva realidad, la realidad de la octava dorada”.

El Amor del las Galaxias del Girar continuó: “En otros viajes, cada uno de ustedes ha demostrado ser navegantes intuitivos, capaces de despertar vuestras conciencias y alinear vuestro corazón a los impulsos del Amor puro y el servicio compasivo.

Como mensajeros del Sol y portadores de la antorcha, ustedes ya han comprobado que mantendrán la Luz en alto y, así, los invito a encarnar masivamente entre las tribus de la Tierra para ayudar a Gaia y a todos sus hijos en su transformación.

Esta es la parte del plan en que ustedes serán velados por el olvido. Sin embargo, mientras recuerden el sentimiento de la inocencia infantil y la confianza, llegarán a ser los elevadores armónicos, en este ciclo de iniciación para la Tierra.

Encarnarán estratégicamente, a menudo en las áreas vibracionales más densas del planeta. Para algunos, esta ilusión de separación del amor podrá crear sentimientos de desolación, falta de apoyo y alienación. Pero reconociendo su humanidad, vuestro amor transformará las profundidades de la dualidad y vuestra Luz animará a muchos”.

“Vuestra participación en este desafío es puramente voluntaria, sin embargo este cambio transformador sobre la Tierra es muy extraordinario y precioso. Si ustedes llegaran a aceptar esta misión, tendrán la oportunidad de catalizar y sintetizar todo lo que han logrado durante muchas encarnaciones, recibiendo un extraordinario ofrecimiento de un salto cuántico de vuestras consciencias.

Es importante para ustedes escoger cómo danzarán con Tierra Gaia y sus hijos, mientras ella completa su ceremonia de luz”.

De tal modo habló el Creador, la Luz de las Galaxias del Girar. Y así fue como los seres luminosos, quienes formaron las innumerables Alianzas, Federaciones y Concilios de los fieles de las estrellas, escogieron encarnar en el planeta Tierra para ayudar en este crucial evento: el despertar del sueño planetario.

Hubo incluso un proceso de protección del plan, elaborado para despertar a esos seres de la ilusión de separación y del velo del olvido, que es tan común sobre la Tierra.

Los seres luminosos que viajarían a ayudar a Gaia acordaron avivar unos a otros el recuerdo. Así esas semillas estelares dejaron códigos en varias formas, como sonidos, colores, luces, imágenes, palabras y símbolos; una resonancia vibracional que los ayudaría a recordar su compromiso con la Luz.

Fue acordado que estas claves codificadas aparecerían por todas partes, en el arte y la música visionarias, en miradas penetrantes, en conversaciones y sentimientos, todo creando un profundo anhelo de despertar y llegar a ser la encarnación del Amor.

Así que ustedes, los hijos del sol, están ahora siendo bañados con el agua del recuerdo, preparados como guerreros del arco iris, para completar la promesa del nuevo y antiguo mito, simplemente afianzando la presencia del Amor en la Tierra. Tu elección amorosa descansará en el manto de los dioses, enviando ondas de sanación y amor a través del cuerpo receptivo de Gaia.

Mientras tú despiertes en este tiempo, tus dones despertarán y habilitarán a otros. Utilizando las herramientas de la risa, el canto, la danza, el humor, el gozo, la confianza y el amor, estarás creando una profunda oleada de transformación que transmutará las limitaciones del antiguo mito de la dualidad y separación, haciendo el milagro de la Paz y Unidad sobre la Tierra.

Utiliza tus dones en beneficio de Gaia. En una supernova de consciencia, Gaia y sus hijos ascenderán en vestiduras de Luz, formando un luminoso cuerpo de Luz de Amor para renacer hacia las estrellas.

El llamado mítico ha sido emitido. El gran desafío ha comenzado. Despierten, guerreros del arco iris, mensajeros del sol, seres luminosos de las Alianzas Galácticas, Federaciones y Concilios. Antiguos caminantes del cielo, formados nuevamente en este momento, permanezcan en la belleza y el poder del Amor de Gaia.

Dejen de lado la desconfianza. Ustedes son niños divinos del Sol. Vayan donde vuestros corazones los lleven para compartir vuestros grandes dones. Entréguense a la magia de la Tierra. Recuerden que danzamos y cantamos aquí por el Único Corazón.

LA TIERRA HUECA


“Estos mensajes son de personas que realmente viven dentro de la Tierra Hueca, y traen a la vida toda la investigación que he hecho y los libros que he publicado.” Timothy Green Beckley, Presidente de Global Communications.

“Hay más en este planeta que lo que se pueda ver. Este libro tiene una descripción de un mundo dentro de un mundo, del cual hablan autores como John Uri Lloyd, Raymond Bernard, John Cleves Symmes, and Edgar Rice Burroughs. En los mensajes de este libro, la descripción de este mundo proviene de aquellos que saben más de los que realmente viven allí”. BRANTON, Investigador de Tierra Hueca.

Hasta no hace mucho, la humanidad creía que la tierra era chata y que el sol giraba a su alrededor. La Humanidad estaba tan segura de esto que llegó a ser un hecho establecido.

Cuando Galileo presentó evidencia que probaba que la Tierra giraba alrededor del Sol, no sólo fue ridiculizado si no también encarcelado por estar sus hallazgos tan radicalmente apartados del pensamiento aceptado.

Hoy día existe una situación similar con la nueva revelación de que la Tierra es HUECA en su centro. Los Investigadores de Tierra Hueca* han presentado evidencia basada en su investigación de cómo son formados los planetas, y que nuestra Tierra no es Sólida como nuestros libros de textos nos enseñaron a creer.

Este libro trata acerca de la mayor revelación en la historia que declara que no solo es Hueco el centro de la Tierra, sino que es habitado por seres altamente evolucionados que están comunicándonos su existencia.

Explicación Acerca de Nuestra Tierra Hueca:

¡ No sólo nuestra tierra, sino todos los planetas son huecos! Los planetas son formados por gases calientes arrojados desde un sol hacia una órbita, y la cáscara de los planetas se forma por gravedad y las fuerzas centrífugas. LOS POLOS PERMANECEN ABIERTOS y conducen a su interior hueco. Este proceso forma una esfera hueca con un Sol Interior, de color esfumado, que emana un suave y placentero espectro de luz, haciendo a la superficie interna altamente propicia al crecimiento de vegetación y vida humana, donde hay sólo un día muy largo, y sin noches.

(Ver Hueco en el polo)

Los SERES DE LA TIERRA HUECA son muy evolucionados espiritualmente y son tecnológicamente avanzados, viviendo dentro del centro interior de nuestra Tierra Hueca. Estas civilizaciones avanzadas contienen un Sol Central Interior, con océanos y montañas aún en su estado prístino.

La cavidad de la Tierra Hueca está aún en su estado prístino porque no caminan ni edifican sobre la tierra. No hay edificios, centros de compras, ni autopistas. Viajan en vehículos electromagnéticos que se levitan unas pulgadas sobre el suelo. Caminan por arroyos, ríos, océanos y trepan montañas pero hasta allí llega el contacto entre el suelo y sus pies. Dejan el resto de su tierra a la naturaleza, porque la tierra también es de ella.

La ciudad gobernante dentro de Tierra Hueca se llama Shamballa. Está ubicada dentro del centro del planeta, se puede acceder a ella por las aperturas de los polos Norte o Sur. La Luces del Norte y del Sur que vemos en nuestros cielos son en realidad los reflejos de nuestro Sol Central en el Interior de la Tierra Hueca, que emanan de su centro hueco.

Ellos usan energía gratuita para iluminar sus ciudades, hogares y túneles. Utilizan cristales, junto con el electromagnetismo, lo que genera un pequeño sol con un espectro completo de luz que dura por medio millón de años y les da toda la energía que necesitan.

La corteza de la tierra mide aproximadamente 800 millas desde la superficie exterior hasta la interior. Dado que nuestra Tierra es hueca, y no una esfera sólida, el centro de gravedad no está en el centro de la Tierra, si no en el centro de su corteza, que está a 400 millas por debajo de su superficie.

La fuente del campo magnético de la Tierra ha sido un misterio. El Sol Central en el centro de la Tierra es una fuente misteriosa de energía detrás del campo magnético de la Tierra.

Hay entradas hacia las cavernas por toda la Tierra, donde pueden ocurrir interacciones. Sólo algunas están abiertas en la actualidad. Nikola Tesla, el genio inventor de la tecnología eléctrica, ahora vive dentro de la Tierra Hueca. Él comenzó a recibir información en la última parte de 1800. Y descubrió que la energía eléctrica está presente en todas partes en cantidades ilimitadas y puede hacer funcionar a las maquinarias del mundo sin la necesidad de utilizar carbón, petróleo o ningún otro combustible común. En los 1930 las entradas de los túneles y pasajes fueron cerradas por las civilizaciones de la Tierra Hueca porque las corporaciones en ese tiempo estaban haciendo mal uso de la tecnología Tesla para poder entrar a la Tierra Interna.


Los dos portales principales de la Tierra Hueca son los Agujeros en los Polos, que se cerraron en el año 2000 porque nuestros gobiernos estaban colocando detonaciones en los polos para dinamitar las entradas a su mundo. Han instalado un campo de fuerza magnética alrededor de las aperturas polares de la Tierra para camuflar aún más las entradas. De esta manera, las aperturas están protegidas de miras aéreas y terrestres. En el pasado había entradas a la biblioteca de Portólogos en la superficie. Una entrada tal era la biblioteca de Alejandría, que fue destruida por el fuego en 642 D.C.

Hay mayor cantidad de masa terrestre dentro de la tierra (3/4 tierra y ¼ agua) y su tierra es más compacta que la nuestra. Todo dentro de la Tierra Hueca está cuidadosamente mantenido para equilibrar el sistema ecológico de todas las formas de vida que residen allí.

Hay varios millones de Catharians viviendo en la Tierra Hueca en la actualidad. Hay Catharians que han encarnado como humanos en la superficie. También hay Catharians que viven en el planeta Júpiter. El Catharian más alto mide 23 pies. 36,000 humanos de nuestra superficie se fueron a vivir dentro de la Tierra. En los últimos 200 años aproximadamente 50 humanos de la superficie entraron a vivir allí. En los últimos 20 años sólo 8 fueron a vivir adentro.

domingo, 21 de marzo de 2010

La Matriz Divina

Este capítulo nos llevará por un extraordinario viaje en el que enlaza ciencia, espiritualidad y milagros mediante el lenguaje de la Matriz Divina.

Toda materia existe en virtud de una fuerza. Debemos asumir tras esa fuerza la existencia de una mente consciente e inteligente. Esa mente es la matriz de toda la materia. Max Planck, físico. 1944
Con estas palabras Max Planck, padre de la teoría cuántica, describía un campo universal de energía que conecta a todos y a todo lo que hay en la creación: La Matriz Divina.

La Matriz Divina es nuestro mundo. También es todo lo que hay en nuestro mundo. Somos nosotros y todo lo que amamos, odiamos, creamos y experimentamos. Al vivir en la Matriz Divina, somos como artistas que expresamos nuestras más recónditas pasiones, miedos, sueños y deseos a través de la esencia de un misterioso lienzo cuántico. Pero nosotros somos tanto ese lienzo como las imágenes plasmadas sobre él. Somos a la vez las pinturas y las brochas.

En la Matriz Divina somos el recipiente en cuyo interior existen todas las cosas, el puente entre las creaciones de nuestros mundos interior y exterior y el espejo que nos muestra lo que hemos creado. En la Matriz Divina somos a la vez la semilla del milagro y el propio milagro.

La ciencia moderna ya ha llegado al punto del que arrancan nuestras tradiciones espirituales mejor consideradas. Un creciente cuerpo de evidencia científica apoya la existencia de un campo de energía - la Matriz Divina- que proporciona ese recipiente, así como el puente y el espejo de todo lo que sucede entre el mundo que hay en nuestro interior y el mundo externo a nuestros cuerpos. El hecho de que ese campo esté en todo, desde las partículas más pequeñas del átomo cuántico hasta universos distantes cuya luz está alcanzando precisamente ahora nuestros ojos, así como en todo lo intermedio entre ambos, cambia todo lo que creíamos acerca de nuestro papel en la creación. Sugiere que debemos ser bastante más que simples observadores que pasan a través de un breve instante de tiempo por una creación preexistente.

Cuando contemplamos la “vida” –nuestra abundancia material y espiritual, nuestras relaciones y carreras, nuestros amores más profundos y nuestros mayores logros, así como nuestros temores a carecer de todas esas cosas- es posible que también estemos encuadrando nuestra mirada en el espejo de nuestras creencias más auténticas, generalmente inconscientes. Las vemos en nuestro entorno porque se han manifestado mediante la misteriosa esencia de la Matriz Divina. De ser así, la propia conciencia debe jugar un papel clave en la existencia del universo.

Somos Tanto los Artistas como el Arte

Por inaprensible que pueda resultar esta idea a algunas personas, esta es precisamente la otra cara de la moneda de algunas de las mayores controversias entre algunas de las mentes más grandiosas de la historia reciente. Por ejemplo, en una cita de sus notas autobiográficas, Albert Einstein compartía esta creencia de que somos esencialmente observadores pasivos que viven en un universo ya previamente emplazado, sobre el que, al parecer, tenemos muy escasa influencia. “Vivimos en un mundo”, decía, “que existe independientemente de nosotros, los seres humanos, y que existía antes que nosotros, como un gran enigma eterno que, al menos de manera parcial, es accesible a nuestro pensamiento y observación”.

En contraste con la perspectiva de Einstein, que aún es ampliamente defendida por muchos científicos en la actualidad, John Wheeler, físico de Princeton y colega de Einstein, ofrece una visión radicalmente diferente de nuestro papel en la creación. En términos sólidos, claros y gráficos, Wheeler dice que: “Tenemos la vieja idea de que ahí afuera está el universo, y aquí está el hombre, el observador, protegido y a salvo del universo por un bloque de vidrio laminado de seis pulgadas”. Refiriéndose a los experimentos de finales del siglo XX que nos muestran que simplemente observar una cosa cambia esa cosa, Wheeler continua: “Ahora hemos aprendido del mundo cuántico que hasta para observar un objeto tan minúsculo como un electrón tenemos que quebrar ese vidrio laminado; tenemos que meternos dentro de él. Por lo tanto, sencillamente hay que tachar de los libros la vieja palabra observador, sustituyéndola por la nueva palabra participante”.

¡Qué vuelco! En una interpretación radicalmente diferente de nuestra relación con el mundo que nos rodea, Wheeler está afirmando que nos es imposible limitarnos a observar lo que pasa en él. De hecho, experimentos de física cuántica demuestran que el acto de que observemos algo tan pequeño como un electrón, concentrando nuestra consciencia sobre lo que esté haciendo ese electrón, aunque sea sólo un instante, cambia sus propiedades mientras lo observamos. Los experimentos sugieren que el mismo acto de observar es un acto de creación y que la consciencia es la que crea.

Es interesante notar que las sabias tradiciones del pasado indican que nuestro mundo funciona precisamente de esa manera. Desde los Vedas de los antiguos hindúes, que según ciertos estudiosos datarían del 5000 a .C., hasta los Rollos del Mar Muerto, que tienen 2,000 años, el tema general parece indicar que el mundo en realidad es un espejo de las cosas que están pasando en un reino superior o en una realidad más profunda. Por ejemplo, comentando las nuevas traducciones de los fragmentos del Rollo del Mar Muerto conocido como Las Canciones del Sacrificio del Sabbath, sus traductores resumen su contenido en que "Lo que pasa en la tierra no es sino un pálido reflejo de esa realidad superior final".

La implicación de ambos textos antiguos con la teoría cuántica es que en los mundos invisibles creamos el proyecto de nuestras relaciones, carreras, éxitos y fracasos del mundo visible. Desde ese punto de vista, la Matriz Divina funciona como una gran pantalla cósmica que nos permite ver la energía no física de nuestras emociones y creencias (nuestro enojo, odio y rabia, así como nuestro amor, compasión y comprensión) proyectada en el medio vital físico.
Al igual que una pantalla de cine refleja la imagen de cualquier cosa o persona que haya sido filmada sin emitir juicio alguno, la Matriz parece proporcionar una superficie neutra para que nuestras experiencias y creencias internas sean vistas en el mundo. A veces conscientemente, a menudo de manera inconsciente, “mostramos” nuestras verdaderas creencias de todo tipo, desde la compasión a la traición, a través de la calidad de las relaciones que nos circundan. En otras palabras, somos como artistas que expresamos nuestras pasiones, temores, sueños y deseos más profundos, a través de la esencia viviente de un misterioso lienzo cuántico. Y al igual que los artistas refinan una imagen hasta que a sus mentes les parece adecuada, en muchos aspectos parece que nosotros hacemos lo mismo con nuestras experiencias vitales a través de la Matriz Divina.

Qué concepto tan raro, hermoso y poderoso. De idéntica manera que el artista usa el mismo lienzo una y otra vez mientras va buscando la expresión perfecta de una idea, podemos considerarnos artistas perpetuos que construimos una creación que siempre está cambiando y que nunca se termina. La clave para hacerlo de manera intencional es que no sólo tenemos que entender cómo funciona la Matriz Divina sino que, además, para comunicar nuestros deseos a esa red ancestral de energía necesitamos un lenguaje que ella sea capaz de reconocer.

El Lenguaje Que Crea

Nuestras tradiciones más antiguas y acendradas nos recuerdan que, de hecho, hay un lenguaje que le habla a la Matriz Divina: un lenguaje que carece de palabras y que no implica los habituales signos externos de comunicación que hacemos con nuestras manos y nuestro cuerpo. Dicho lenguaje adopta una forma tan simple que todos sabemos ya “hablarlo” de manera fluida. De hecho, lo usamos cada día de nuestras vidas. Es el lenguaje de la creencia y de la emoción humana.

La ciencia moderna ha descubierto que, con cada emoción que experimentamos en nuestros cuerpos, experimentamos también cambios químicos en cosas que reflejan nuestras emociones, tales como el pH y las hormonas. Desde las experiencias “positivas” de amor, compasión y perdón, por ejemplo, hasta las “negativas” de odio, juicio o celos, cada uno de nosotros posee el poder de afirmar o negar su existencia en cada momento de cada día. Adicionalmente, la misma emoción que confiere semejante poder a lo que hay dentro de nuestros cuerpos extiende ese mismo poder nuestro hacia el mundo cuántico que está más allá de nuestros cuerpos.

Tal vez sea útil imaginar la Matriz Divina como una frazada cósmica que empieza y termina en los reinos de lo desconocido, cubriendo todo lo que hay entre ellos. La frazada tiene una profundidad de varias capas y siempre está puesta en todas partes a la vez. Nuestros cuerpos, vidas y todo lo que conocemos, existe y sucede en el interior de las fibras de esa frazada. Desde nuestra creación acuática en el útero de nuestra madre hasta nuestros matrimonios, divorcios, amistades y carreras, todo lo que experimentamos puede ser asimilado a arrugas en la frazada.

Admito que pensar en nosotros mismos como “arrugas” de la Matriz pueda quitarle algo de romance a nuestras vidas, pero también nos brinda una manera poderosa de pensar acerca de nuestro mundo y de nosotros mismos. Si queremos crear relaciones nuevas, saludables y afianzadoras de nuestras vidas, si queremos atraer a ellas un romance sanador, o una solución pacífica a Oriente Medio por ejemplo, debemos crear una perturbación nueva en el campo, una que refleje nuestro deseo. Tenemos que crear una “arruga” nueva en esa cosa de la que están hechos el espacio, el tiempo y nuestros cuerpos. Esta es nuestra relación con la Matriz Divina. Se nos da el poder de imaginar, soñar y sentir las posibilidades de la vida desde el interior de la propia Matriz, de manera que podamos reflejar hacia nosotros lo que hayamos creado.

Está claro que no sabemos todo lo que hay que saber sobre la Matriz Divina. La ciencia no tiene todas las respuestas. Con total honestidad, los científicos ni siquiera saben con seguridad de dónde viene la Matriz Divina. También sabemos que podríamos estudiarla otros 100 años y seguiríamos sin conocer esas respuestas. Sin embargo, lo que sí sabemos es que la Matriz Divina existe. Está aquí y podemos introducirnos en su poder creativo mediante el lenguaje de nuestras emociones. Cuando lo hacemos, nos introducimos en la verdadera esencia del poder de cambiar nuestras vidas y el mundo.

El Universo como Ordenador Consciente

En muchos sentidos, nuestra experiencia de la Matriz Divina podría compararse a los programas con los que trabaja una computadora. En ambos casos las instrucciones deben utilizar un lenguaje que el sistema comprenda. Para el ordenador, ese lenguaje es un código numérico de ceros y unos. Para la conciencia se requiere de una clase de lenguaje diferente: uno que no use ni números ni alfabetos, ni siquiera palabras. Como ya somos parte de la conciencia, tiene perfecto sentido que ya tengamos todo lo que necesitamos para comunicarnos sin necesidad de un manual de instrucciones o de adiestramiento especial. Y lo hacemos.

Al parece, el lenguaje de la conciencia es la experiencia universal de la emoción. Ya sabemos cómo amar, odiar, temer y perdonar. Al reconocer que esas experiencias son en realidad las instrucciones que programan la Matriz Divina, podemos aguzar nuestras destrezas para comprender mejor cómo llevar a nuestras vidas alegría, salud y paz.

De la misma manera que todo lo vivo se configura a partir de las cuatro bases químicas que generan nuestro ADN, el universo parece estar constituido en base a cuatro características de la Matriz Divina que hacen que las cosas funcionen como lo hacen. La clave para penetrar en el poder de la Matriz reside en nuestra habilidad para admitir los cuatro descubrimientos que son los hitos que enlazan nuestras vidas de una manera sin precedentes.
Descubrimiento 1: Hay un campo de energía que conecta todo lo que hay en la creación.
Descubrimiento 2: Dicho campo juega los papeles de recipiente, puente y espejo de las creencias que albergamos.
Descubrimiento 3: El campo está en todas partes (no está localizado) y es holográfico. Todas sus partes están conectadas con las demás. Y cada parte refleja al todo a una escala inferior.
Descubrimiento 4: Nos comunicamos con el campo a través del lenguaje de la emoción.

De nuestra habilidad depende reconocer y aplicar esas realidades que lo determinan todo, desde nuestra sanación hasta el éxito de nuestras relaciones y carreras.

De manera casi universal, compartimos la sensación de que hay más de lo que nuestros ojos alcanzan. En algún lugar profundamente escondido entre las brumas de nuestra memoria más antigua, sabemos que tenemos en nuestro interior poderes mágicos y milagrosos, de cuyos recuerdos estamos rodeados por todas partes. La ciencia moderna ha demostrado más allá de cualquier duda razonable que la “cosa” cuántica de la que estamos hechos se comporta de maneras aparentemente milagrosas. Si las partículas de las que estamos hechos pueden establecer entre sí una comunicación instantánea, estar en dos sitios a la vez, sanar espontáneamente e incluso cambiar el pasado mediante elecciones hechas en el presente, entonces nosotros también podemos hacer lo mismo. La única diferencia entre esas partículas aisladas y nosotros es que nosotros estamos hechos de muchísimas partículas que se mantienen unidas por el poder de la propia conciencia.

Los antiguos místicos recordaron a nuestros corazones, y los experimentos modernos han demostrado a nuestras mentes, que la fuerza más poderosa del universo es la emoción que vive en cada uno de nosotros. Y ese es el gran secreto de la propia creación: el poder de crear en el mundo lo que imaginemos y sintamos en nuestras creencias. Aunque pueda sonar demasiado simple para ser verdad, yo creo que el universo funciona precisamente de esta manera.

Cuando el poeta y filósofo sufí Rumí observó que tenemos miedo de nuestra propia inmortalidad, tal vez quiso decir que en realidad lo que verdaderamente nos asusta es nuestro poder de elegir la inmortalidad. Al igual que los antiguos iniciados descubrieron que bastaba una pequeña sacudida para que les fuese posible contemplar al mundo de una manera diferente, quizás lo único que nos haga falta a nosotros sea un pequeño giro para que nos demos cuenta de que somos los arquitectos de nuestro mundo y de nuestro destino, artistas cósmicos que expresamos nuestra creencias interiores sobre el lienzo del universo.

Si somos capaces de recordar que somos tanto el arte como el artista, tal vez podamos recordar también que somos tanto la semilla del milagro como el propio milagro.

Si podemos dar ese pequeño giro, ya estaremos sanados en la Matriz Divina.